MILENIO

PEDAZO DE ALCALDE

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El juez Zoido, flamante alcalde de Sevilla y de sus tradiciones, es un entusiasta fervoroso de tales reliquias del pasado. En realidad, sentirse y proclamarse partidario de las tradiciones lugareñas es un bueno guiño para ser recibido con calor (al margen de lo que nos envía la madre naturaleza) por una ciudadanía que adora todos los usos, costumbres y huellas de la vida local. En realidad, lo mismo sucede en Huelva con Perico Rodri (PP), en Málaga con Francisco de la Torre o Teófila Martínez en Cádiz. Todos, por cierto, del cuerpo de zapadores e inhibidores de bombas trampa de las columnas del PP.

Si, por ejemplo, coincide con Javier Arenas, el marshall del PP andaluz, al respecto, observen el brillo de sus ojos y el tembleque de sus ansiosas manos. Está convencido este Moisés que ha dirigido la odisea del pueblo pepero ante unos océanos andaluces que se han ido abriendo a los pies de estos desterrados hijos de la historia que huían de la crueldad de los hijos del Puño y la Rosa. No hay dudas: el juez Zoido posee influencias nada desdeñables en el Paraíso

Qué pedazo de alcalde el juez, lugareño de la Sevilla de los pueblos hacia el sur. Fue llamado por el gran jefe de Cajasol, Antonio Pulido, para negociar la terminación de la torre Pelli, tan alta que desde su cuerpo de campanas se suelen oír las discusiones de san Pedro con Aznar y de Arenas con la Cospedal. Arenas siempre en la misma encrucijada: una mujer que no entra y lleva las esperas a su aire. En su día, Arenas estará presente en los callejeros de Sevilla y Cádiz. Lo sabemos de buena tinta. Pero ante tanto acoso, su señoría Zoido le dijo al licenciado Pulido que tendrían que pasar por encima de su tumba si querían edificar ese pulso de insufrible y soberbia altura ante Dios Nuestro Señor. Así están las cosas.

Y es que ante tanta prepotencia Rajoy ha enmudecido aún más. Ya ni pregunta por los resultados del Real Madrid y del Depor. Tanto que el sufrido Zapatero está modificando su estrategia: ahora la va a tomar con la señora Aguirre, la Juana de Arco que no cede ni ante el pleno del cuerpo de bomberos parlamentarios del PP. Y es lo que le dice Rubalcaba: «A buenas horas, mangas verdes». Todo parece, indicar, pues, que tendremos un 2012 absolutamente irresistible: los banqueros cederán ante el pánico de la violencia popular, los del 15M se irán emparejando con sus bellas acompañantes y acabarán aburguesándose ante las tentaciones del amor y las programaciones de las TDT integristas. Nosotros, a los cronistas, nos llevarán a la desesperación.