CARTAS A LA DIRECTORA

Contra la ampliación de la edad de jubilación

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Es absolutamente falso que el sistema de pensiones esté en peligro. Nunca estuvo tan saneado como hasta ahora. En 2009, por ejemplo, la Seguridad Social tuvo un superávit de más de 8.000 millones de euros. La reiterada cantinela de que cada vez hay más jubilados que viven más años y que esto es insostenible, lo llevan repitiendo desde hace más de 30 años. Estas previsiones catastrofistas realizadas por entidades y economistas pagados por los bancos y las aseguradoras tienen un único objetivo: debilitar progresivamente el sistema público de pensiones para que los fondos de pensiones privados acaben siendo en la práctica una opción obligatoria para quien quiera sobrevivir con un mínimo de dignidad durante su vejez.

Ante los argumentos empleados por el Gobierno y los poderes financieros, que le apoyan en esta intensa campaña mediática para justificar este durísimo recorte de las pensiones, hay que decir que las proyecciones demográficas empleadas no tienen la más mínima fiabilidad como lo demuestran los sonoros errores de las predicciones demográficas de las últimas décadas y también cuando manifiestan que en 2060 el gasto en pensiones habrá pasado del 8,4% del PIB actual al 15,1%. Hay que aclarar que este porcentaje que se anuncia como insostenible para nuestro país en el año 2060 es similar al que mantienen algunos países europeos sin ningún problema. Hay también que recordar que hace 50 años nuestro país gastaba en pensiones un 3% del PIB y que tras haberse casi triplicado el gasto y aumentado significativamente la esperanza de vida de los jubilados el sistema no solo no ha quebrado sino que está en mejores condiciones que nunca. Y todo esto sucede porque la productividad y el crecimiento económico avanzan a mejor ritmo que el aumento del número de jubilados. Así, según las propias previsones sobre crecimiento económico del Banco de España, el PIB para el año 2060 se habrá multiplicado por 3, crecimiento que garantiza sobradamente la solvencia financiera para acometer el gasto de las pensiones. Pero el futuro del sistema de pensiones no debe basarse en un permanente e incierto crecimiento económco sino en la financiación directa por parte del estado de las pensiones, pues hay que señalar que España es de los pocos países de la Unión Europea en los que las pensiones las sufragan exclusivamente con las cotizaciones sociales, siendo normal que se costeen con con los ingresos normales del Estado.