Dos de los imputados por el caso Toscana son conducidos por agentes de la Guardia Civil. :: FRANCIS JIMÉNEZ
Jerez

Los encargados reconocen que eran clubs de alterne y no meros hoteles

Los detenidos volvieron a los calabozos de la comandancia, a la espera de que hoy declaren Juan Luis Galán y su mujer Isabel Aguilar

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Que la red de los Galán estaba formada por clubs de alterne, nadie lo dudaba. Lo decían las luces de neón, los anuncios que prometían «relax» y las prostitutas. Ayer, los encargados de los seis 'hoteles' Galantería -detenidos dentro de la 'operación Toscana'- reconocieron ante el juez esta evidencia: aquello eran prostíbulos.

La declaración puede parecer de perogrullo, pero implica mucho, ya que significa que la empresa de los galán se beneficiaría del sexo. Oficialmente, en cambio, aquellos locales eran simples hoteles, cuyo objeto social es el alojamiento, y por tanto sólo cobraban a las prostitutas el alquiler de las habitaciones . Cada una tenían que pagar 25 o 50 euros diarios, dependiendo de si se hospedaban en él o vivían fuera (curiosamente las segundas pagaban más), aunque según el testimonio de las chicas, también debían entregar esa cantidad los días que no trabajaban.

La investigación indica, sin embargo, que la empresa cobraba por algo más que el alojamiento. Por ejemplo, si un hombre solicitaba que una prostituta le ofreciera sus servicios fuera del local, debía pagar al club 300 euros que iban supuestamente a las arcas de los Galán. El negocio de los 'hoteles' permitió a la familia amasar una fortuna:se han calculado cinco millones en propiedades, entre ellas 20 vehículos de alta gama y fincas; más un millón de euros en metálico hallado en los registros de la Guardia Civil, que supuestamente no fue declarado en Hacienda. Se investiga, además, que la familia posea una veintena de empresas más a nombre de testaferros y otros negocios en el extranjero no declarados.

Ayer, el abogado de trece de los detenidos, José Luis Tellado, insistía en que, aunque se practicaba la prostitución en los locales, la empresa no practicaba el proxenetismo -penado por la ley- pues no existía «ni coacción ni violencia» contra las mujeres. Las defensas, de hecho, han solicitado que nuevas prostitutas declaren como testigos a favor de la familia.

También en este punto las diligencias dicen lo contrario, ya que, aunque a los detenidos no se les imputan agresiones, las prostitutas estaban sometidas supuestamente a multas económicas por, entre otras cosas, pelearse entre ellas o no estar en la discoteca del club a las seis de la tarde. Como pena debían pagar presuntamente la habitación dos veces. Aparte, empleados de los locales han reconocido a este periódico que las chicas eran obligadas a trasladarse de un club a otro bajo la amenaza de echarlas si desobedecían. Desde que comenzó la investigación en abril, al menos 500 mujeres se 'hospedaron' en los Hoteles Galantería.

Los Galán declaran los últimos

A diferencia del día anterior, la presencia de la prensa en la puerta de los juzgados de Chiclana fue casi testimonial, sin apenas periodistas del corazón. En cambio, la jornada sí coincidió en lo maratoniano del trabajo (de once de la mañana a diez de la noche, parando sólo para comer). Aún así, al juez de instrucción no le dio tiempo a preguntar a las nueve personas que quedaban por declarar.

Los miembros del clan fueron reservados para el final, así que sólo pudieron presentarse ante el juez el ex torero Juan Pedro Galán, y su hermanastra Rocío, que desgranaron su papel en la empresa familiar durante una hora cada uno. Los quince detenidos fueron devueltos ayer a los calabozos de la comandancia de la Guardia Civil en Cádiz, donde pasaron su tercera noche. El magistrado amplió 48 horas más el plazo de detención para todos, por lo que hoy acudirán a declarar los supuestos cabecillas de la trama:Juan Luis Galán y su mujer María Isabel Aguilar.