Pareja de acróbatas (escultura), 1932-1933. / RC
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Kirchner: vida, locura y color

La fundación Mapfre reúne 153 obras de Ernst Ludwig Kirchner en la primera gran retrospectiva española del genio expresionista alemán

MADRID Actualizado: Guardar
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Las profundas y recurrentes depresiones y crisis que sufrió Ernst Ludwig Kirchner (Aschaffenburg,1880-Frauenkirch,1938), se convirtieron, junto a sus adicciones, en el motor de su apasionante y vital aventura creativa. Alma y cima del expresionismo alemán, autodidacta y experimentador constante, la esplendorosa, múltiple y muy singular obra de este mago del color se había visto poco en España. Una carencia que suple ahora al Fundación Mapfre que ofrece la primera gran retrospectiva española del genial artista alemán, miembro fundador del grupo 'Die Brücke' (El Puente) y uno de las figuras más importantes de la historia de la pintura moderna. Una exposición que no viajará ningún otro museo, lo que la hace más excepcional.

Karin Schick, directora del Museo Kirchner de Davos, es la comisaria de esta primera muestra española de Kirchner, que reúne 153 obras de diferentes técnicas procedentes de una veintena de instituciones de todo el mundo. El recorrido por las dos plantas que ocupa en el palacete de la fundación ofrece una visión completa de la azarosa vida y la poderosa obra del proteico artista, tan buen conocedor de los clásicos como de contemporáneos. Va desde sus inicios como estudiante de arquitectura en Dresde hasta su "nuevo estilo" definido en la localizad suiza de Davos, donde se trasladó tras sufrir una grave crisis nerviosa con el estallido de la Primera Guerra Mundial y donde pondría abrupto final a sus días.

La obra muy viva de Kirchner se caracteriza por la simplificación formal expresionista y el uso innovador, arbitrario y estridente del color. Como los demás pintores de 'Die Brücke', evolucionó desde un primer momento de clara y poderosa influencia de Van Gogh y Matisse a un estilo más sintético y bidimensional, de pinceladas gruesas, y una mayor autonomía del color. Karin Schick, que destaca su "afán innovador en técnica y motivos", denota también el influjo de Picasso, cuya temprana obra Kirchner pudo ver de Zúrich. Es fácil, además, rastrear en su pintura influencias impresionistas, cubistas, futuristas y fauvistas, además de conexiones con primitivos maestros alamanes como Lucas Cranach.

Artista en "permanente reinvención" según Schick, su temática también varía constantemente. Centrado inicialmente en el paisaje, con o sin figuras, y en el desnudo, más tarde se fijó en el ajetreo de las calles berlinesas, de las que pintó entre 1912 y 1914 unas memorables escenas. En Suiza volvió la pintura de paisaje de un creciente misticismo para adoptar en su últimos años un lenguaje abstracto y ornamental que entrelaza la imaginación con la observación de la naturaleza y en el que evidencia su cercanía estética con coetáneos como Picasso, Léger o Le Corbusier.

Experimentador nato, jamás abandonó el grabado, practicó la escultura, nunca dejó de dibujar e incorporó la fotografía como una útil herramienta en su proceso creativo. La muestra incluye 35 copias modernas de las instantáneas con las que Kirchner documentó su vida y su trabajo.


Autodidacta

Fundador y principal impulsor del expresionismo alemán que vertebra 'Die Brücke', Kirchner comenzó a pintar de forma autodidacta al tiempo que estudiaba arquitectura en la Technische Hochschule de Dresde, en la que se diplomó en 1905. En 1904 se trasladó temporalmente a Múnich, donde trabajó en el estudio de Wilhelm Debschitz y Hermann Obrist y conoció el grabado en madera a través de la obra de Durero. De vuelta a Dresde, participó junto a Fritz Bleyl, Erich Heckel y Karl Schmidt-Rottluff en la creación del 'Die Brücke', grupo de ideas revolucionarias y una intensa actividad. Kirchner fue quien trazó el ideario del grupo, que planteaba la ruptura con el arte académico y reivindicaba la libertad y espontaneidad creativas.

Artista "más visual que intelectual" según la comisaria de la muera, el interés de Kirchner por el arte primitivo, que estudió con detalle en el Museo Etnográfico de Dresde, se ve reflejado tanto en su obra como en los muebles y murales que diseñó para el estudio que compartía con Heckel en una antigua carnicería del barrio obrero de Friedrichstadt.

Instalado en Berlín en el otoño 1911, en la capital alemana pintó sus obras más significativas y comenzó a disfrutar de un cierto éxito que se tradujo en su selección para el 'Armory Show', notable muestra de arte europeo contemporáneo celebrada en Nueva York en 1913. Fruto de sus contactos con los componentes del grupo expresionista de Múnich, los miembros de 'Die Brücke' serían también incluidos en la exposición de 'Der Blaue Reiter' (El Jinete Azul) de 1912.

Aislado

Movilización para la Primera Guerra Mundial, Kirchner sufrió un fuerte deterioro en su salud física y mental, que terminó con su inhabilitción en 1915 y su consiguiente traslado a Davos, donde viviría aislado el resto de su vida. En las montañas de Suiza comenzó de nuevo a pintar y a escribir críticas de arte bajo el seudónimo de Louis de Marsalle. Tras la llegada al poder de los nazis en Alemania y la confiscación y destrucción de 600 de sus obras, catalogadas como "arte degenerado", Kirchner recayó en su estado depresivo. Expulsado de la Academia de las Artes prusiana y ante la sospecha de la invasión nazi de Suiza, Kirchner se suicidó el 15 junio de 1938.

Algunos de sus escritos se recogen en el catálogo de la muestra, convertido en ineludible referencia en español sobre la obra y la figura del artista alemán. Además de una biografía del artista y una selección bibliográfica elaboradas por Karin Schick, incluye textos de Javier Arnaldo, profesor de Historia del Arte Contemporáneo de la UCM, y de Wolfgang Henze, conservador del Archivo Kirchner.