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Un grupo de niños combate el frío en Alemo quemando basuras. :: MUZAFFAR SALMAN/ REUTERS
MUNDO

La ONU, «incapaz» de afrontar un ataque químico en Siria

La organización admite la falta de recursos para atender a la población y dice que sólo ha recibido el 3% de la ayuda a refugiados

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

Según algunas fuentes, ya ha ocurrido. Según otras, puede ocurrir en unas horas. El Gobierno de Bashar el-Asad está poniendo a prueba la firmeza de Barack Obama, que ha advertido que no tolerará un ataque químico. Quien no necesita pruebas es la ONU. «Como organización humanitaria no tenemos capacidad para afrontar un ataque químico», advirtió ayer Panos Moumtzis, coordinador de la ONU en la crisis de refugiados siria. «Estaría por encima de nuestras capacidades».

La peor crisis de refugiados que este profesional haya visto en décadas de carrera, por su rápido crecimiento, complejidad y complicaciones étnicas, ha desbordado ya por sus cuatro fronteras 640.000 personas, de las que el 75% son mujeres y niños. Se espera que alcance 1,1 millón en los próximos seis meses, sin contar a los dos millones de desplazados internamente. Para poder atenderlos mínimamente la ONU necesita 1.500 millones de dólares (casi 1.124 millones de euros), de los que sólo ha recibido promesas para el 3%.

«Esta es una crisis de niños, te rompe el corazón», contó Moumtzis. «El 55% de los desplazados son niños que han visto las mayores atrocidades que uno pueda imaginar. Muchos han perdido a sus padres. Llegan a los campamentos a pie, con lo puesto, orinándose en la cama, temblando de noche, gritando en sueños». Moumtzis lleva clavada en la memoria a una madre con un bebé en brazos y otro de la mano que no quería subir al autobús porque estaba esperando al niño mayor, que se había quedado rezagado por el camino. «Nunca llegó. No se me olvidará su grito cuando vio venir a alguien con el cuerpo».

El-Asad no es el único cruel con su pueblo. La naturaleza ha lanzado este año un invierno inusualmente duro que está haciendo desear a los refugiados no haber escapado nunca de la muerte. Horas antes de esta conversación habían perecido siete personas en un campamento de Jordania, por un incendio originado en un radiador de una chabola. Seis de las siete víctimas eran niños. Las llamas prendieron en las mantas y los envolvieron en fuego mientras dormían.

Jordania, donde se albergan más de 185.000 refugiados sirios, ha recibido en una semana dos tercios de la lluvia que suele caer en todo el año. Cada aguacero deja los campos convertidos en piscinas de barro, donde muchos de estos niños amanecen muertos de frío, a temperaturas bajo cero.

Con todo, el dictador sirio cuya primavera acumula ya 65.000 muertos, puede lograr que morirse de frío sea mejor que quedarse en casa. Según la revista 'Foreign Policy', que cita un cable del Departamento de Estado firmado por el cónsul en Estambul Scott F. Kilner, El-Asad ya probó las armas químicas contra los habitantes de Homs el pasado 23 de diciembre.

Síntomas del Agente 15

Los diplomáticos estadounidenses abrieron la investigación a raíz de las denuncias de médicos sirios, documentadas en vídeo, que describían una oleada de enfermos con síntomas del Agente 15, conocido en la OTAN como BZ. Para ella hablaron con desertores del Gobierno de El-Asad, como Mustafa al-Sheik, un general mayor clave en el programa de armas de destrucción masiva. Según sus fuentes en el Departamento de Estado, «plantearon un caso muy convincente» de que se produjo el temido ataque con el que El-Asad cruzaría la línea roja que le ha trazado Obama, pero «no podemos estar cien por cien seguros».

Ese es el problema de este tipo de armas. Si bien otras fuentes del gobierno estadounidense citadas por el rotativo The New York Times afirman que, tras los últimos movimientos en los arsenales, el Gobierno sirio sólo necesitaría dos horas para cargar sus aviones con bombas de gas sarín, sería difícil constatar el ataque. Su efectividad dependería de los vientos y del terreno. El secretario general de la ONU Ban Ki Moon reiteró ayer que «tan indignante crimen no será tolerado por la comunidad internacional», pero su portavoz se negó a confirmar si ya ha ocurrido, con el argumento de que no es trabajo de la ONU investigarlo.