PAN Y CIRCO

Inmovilismo en el deporte popular

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Había que ser muy ingenuo considerar siquiera la posibilidad de que la FIFA ordenase la repetición del Francia-Irlanda, en el que la selección de Doménech eliminó a la irlandesa gracias a un control de Henry con la mano que permitió marcar a Gallas en la prórroga. El partido de vuelta de la repesca terminó con empate a uno y con Francia clasificada para el Mundial de Suráfrica en el año 2010. Una clasificación injusta por cuanto fue obtenida de forma ilegal, con trampas como pudo verlo todo el mundo, salvo el colegiado del encuentro, que se hizo el sueco. Pero ante la ceguera arbitral nada se puede hacer por los siglos de los siglos. Las manos de Henry serán olvidadas en menos que canta un gallo, como pasó a mejor vida la de Maradona, Agüero, Hurst. Surgirán nuevos nombres, porque la historia se repetirá. Y los habrá porque el deporte más mundializado fomenta el hacer trampas. Los regidores del fútbol mundial no están por la labor de incorporar la tecnología al balompié. Y es que, en este aspecto, el fútbol es el más retrasado de los deportes populares a la hora de introducir beneficios tecnológicos que ayuden a reducir la gran cantidad de cuestionamientos que reciben las decisiones arbitrales. En su opinión, utilizar la tecnología vendría a poner justicia y acabar con los errores del colegiado, pero añaden que esa imposición acabaría con la pasión, con la polémica que genera decisiones arbitrales contrario a la lógica. Seguiremos asistiendo, pues, a que la tecnología contribuya a que este deporte tan popular, donde cada segundo es importante, siga siendo dependiente de las nefastas decisiones de los trencillas de turno. El problema es que se prefiere el inmovilismo a meter mano a una situación que se puede y debe arreglar. Hoy por Irlanda pero mañana por el mundo del fútbol.