La habitación quedó destrozada por las llamas. / R. R.
AFECTADOS RESIDENTE SUBDIRECTOR DE AFANAS

«Pasamos un gran susto»

Sólo un herido leve de los 20 disminuidos psíquicos que tiene Afanas en su sede portuense a consecuencia de un incendio

EL PUERTO Actualizado: Guardar
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Todo quedó en el susto. El incendio originado la pasada madrugada en una de las vivienda tutelada que Afanas posee en El Puerto terminó con final feliz y los ocho residentes regresaron a su hogar por la tarde. Todos menos los dos ocupantes, uno de ello herido leve, de la habitación completamente chamuscada donde surgieron las llamas. Las causas están siendo estudiadas por la Policía Científica de El Puerto.

«Estaban todos muy nerviosos y con temblores. A mí me avisaron a gritos desde la otra casa y directamente llamé a la Policía y a los Bomberos. Luego les ayudé a salir, pero todo fue muy rápido, y se portaron bien, a pesar del miedo y el gran susto que teníamos todos». Luis, uno de los residentes de la vivienda colindante a la que sufrió el fuego demostró que los chicos de Afanas conocen perfectamente el protocolo a seguir en estos casos.

Protocolo aprendido

Francisco Ferrer, subdirector de esta asociación para la atención a personas con necesidades socio-educativas especiales, elogió el buen hacer de los internos. «Hay que felicitarlos, porque afortunadamente no hemos sufrido ninguna desgracia y los daños no son indispensables. Son chicos y chicas muy trabajadores que saben actuar en cada momento». Ferrer explicó que «tanto los trabajadores como los internos realizan simulacros contraincendios, pero cosa distinta es cómo reaccionen a la hora de la verdad. Y han demostrado que lo saben hacer».

El incendio, declarado sobre las 00.40 de la madrugada, provocó el desalojo de la veintena de personas que habitan la residencia San Antonio, en el número 40 de la calle Cielos. Alrededor de dos horas tuvieron que esperar en la calle hasta ser trasladados hacia otra vivienda tutelada donde pasaron el resto de la noche para volver al día siguiente a sus quehaceres cotidianos en talleres y centros de trabajo de la institución.

Todos los jóvenes, de edades comprendidas entre 20 y 30 años con algún tipo de minusvalía psíquica, resultaron ilesos, así como sus monitoras. Tan sólo uno de ellos, de 24 años, que yacía en el colchón donde se inició el fuego, fue ingresado por quemaduras leves e inhalación de humos.

Por la mañana, varias limpiadoras y trabajadores de la institución se afanaban en la limpieza de las zonas afectadas y sacaban los muebles y las pocas prendas de ropa que pudieron salvarse de la quema.

Los bomberos tardaron unos quince minutos en apagar el fuego, que fue detectado por la alarma contraincendio de la vivienda. En la extinción intervinieron siete bomberos y cuatro vehículos que emplearon 100 litros de agua.