Editorial

Otra clase de peste

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Las tristemente célebres mascarillas azules denunciaban ya en el Paseo de la Castellana de Madrid, ante una embajada latinoamericana, el peligro de la propagación de la peste. Pero esta vez no era la Embajada de México, ni se trataba de la peste porcina, sino de la peste política antidemocrática, no menos contagiosa o letal para sus víctimas. Las mascarillas azules protestaban contra un régimen que cuenta ya cuatro millones de desplazados por la violencia, muchas docenas de miles de muertos, secuestrados o desaparecidos, y un tercio de los parlamentarios del Gobierno 'democrático' investigados por la Justicia. Es el régimen colombiano de Álvaro Uribe, al que el Parlamento europeo hizo ya el vacío, pero que en España incluso el Ayuntamiento de Cádiz, ciudad un día refugio de la libertad, no ha tenido pudor en darle un premio. El apoyo que en España están recibiendo, dictadores de facto como Uribe o Putin, facilita mucho la difusión de esa peste antidemocrática.