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Mangantes

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Como la ética está pasada de moda y los ciudadanos andan calladitos, como si ya no les quedara indignación, y dado que la EpC se ha convertido en un cajón de sastre para vídeos de terror pornográfico en colegios religiosos subvencionados con sus impuestos y los míos, sería bueno contar con unas pautas, siguiendo el modus operandi de algún preboste o delincuente.

No sea inteligente, sea listo. La inteligencia obliga a pensar y el pensamiento genera dudas, una enfermedad peligrosa para triunfar en el nuevo caos. No razone, eso conlleva al diálogo inteligente y no está el patio para dialogar. Insulte, haga demagogia sin sonrojarse. Y si no basta, grite, patalee, proteste, gesticule. No se le ocurra imaginar un trabajo a base de esfuerzo. Vaguee todo cuanto pueda. Eso sí, procúrese cargos de esos que pagan dietas. Si es necesario, finja que trabaja.

Si ha hecho algo vergonzoso, inapropiado, cruel: niéguelo. Mienta como un delincuente. Pasado un tiempo prudencial, incluso le ofrecerán cancha en la telebasura. Si se ha granjeado amigos influyentes, puede terminar impartiendo conferencias en inglés casero. Arrímese al sol que más caliente su ego y su bolsillo. Cuando adquiera poder, coloque bien a sus vástagos.

Estas pautas pueden resumirse en tres: valore como mandamiento principal el éxito rápido y a cualquier precio; mienta a destajo y señale el defecto en el contrario y nunca, en ningún caso, se tome en serio otra cosa que su bienestar.