UNIDAS. Han vivido la mayor aventura de sus vidas, pero ahora les ha tocado volver a la realidad. / LA VOZ
TELEVISIÓN Y RADIO

«Antes nos odiaban, ahora nos apoyan»

Tras confesar ante las cámaras que tiene cáncer, Idoia Gómez se centra en su hija

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Idoia y Ainhoa Gómez comenzaron el pasado 24 de mayo la que probablemente ha sido la mayor aventura de su vida: recorrer Rusia, Mongolia y China con un euro diario en el bolsillo y compitiendo contra otras nueve parejas. Éstas eran las premisas del concurso Pekín Express, que actualmente se emite en Cuatro. Las dos gemelas cántabras llevaban recorridos miles de kilómetros en nueve etapas y 36 días de viaje cuando, en pleno desierto de Gobi, la chica empezó a sentirse mal y fue evacuada a un hospital. Allí le detectaron un cáncer, pero a ella no le sorprendió.

Había ocultado su enfermedad a la productora para poder participar en el programa. La realidad es que tres años atrás, los médicos le diagnosticaron un cáncer de ovarios. Entonces recibió tratamiento y se había recuperado parcialmente, hasta que ha sufrido una recaída en pleno concurso. La confesión de la concursante ha supuesto para Cuatro uno de los mayores índices de audiencia logrados por el programa y por la propia cadena. A día de hoy, la joven ha continuado con su tratamiento, la enfermedad está en un punto estable y la opinión médica es que ésta puede empezar a retroceder con el tratamiento actual.

-¿Cómo se le ocurrió participar en el concurso en su estado?

-Es una pregunta que me hace todo el mundo, pero yo puedo hacer las mismas cosas que ellos. El que tenga esta enfermedad no va impedir que salga a la calle, juegue a voleibol y vaya a la playa. Me sentiré peor y me costará más, pero no me voy a quedar en casa. Yo me encuentro bien y quiero hacer lo mismo que hacen los demás.

«Fue decisión mía»

-¿Es consciente del ejemplo que ha dado a mucha gente y la polémica que ha suscitado en otras personas?

-He recibido un montón de llamadas y correos electrónicos felicitándome y diciendo que hice lo más acertado. Hay mucha gente que nos ha dicho que hasta el capítulo diez no nos aguantaba, pero que a raíz de enterarse de mi estado y las condiciones en las que competí lo entendían todo y nos apoyaban. También me emociona recibir mensajes de personas que tienen esta enfermedad y que se identifican con mi lucha y lo que he hecho. Me emociono con toda esta gente y lo que me dice. A los que no están de acuerdo quiero decirles que fue mi decisión ocultárselo al programa. Ellos no lo sabían y no han hecho negocio de manera premeditada. Las pruebas que me hicieron en Mongolia para indagar en lo que me había pasado pusieron al doctor sobre la pista y, al final, tuve que decirlo todo. También fue decisión mía dejar que la cadena lo emitiera todo.

-¿Qué planes tiene para el futuro?

-Tengo mi vida centrada en Jota, mi marido, y Saelia, mi hija. Soy consciente de que hay un antes y un después de Pekín Express. A raíz del programa nos han empezado a llegar algunas propuestas de trabajo, que estoy valorando y trataré de escoger la que más me convenga. Seguiré ayudando en el club de Voleibol Astillero, sobre todo con los más pequeños, los de la escuela, que es donde ya juega mi hija de cinco años.