Mercedes es más que centenaria

A pesar de que en su juventud falsificó su Documento Nacional de Identidad y se restó 12 años (tras la Guerra Civil muchas mujeres trucaban su fecha de nacimiento para aparentar menos edad), ayer cumplió 102 años. Rodeada de sus sobrinos, Mercedes sopló las velas de una gran tarta en la residencia Alvernia, donde vive acompaña de otras mujeres y cuidada por el personal de la Fundación Fragela, encargada de gestionar este espacio para la tercera edad.

Mercedes Tato es hija de un militar que era trasladado de un lugar a otro de España. De ahí que ella naciese en Salamanca. En 1932, cuando ya tenía 30 años, su padre fue destinado a Cádiz. Desde entonces, Mercedes vive en Cádiz, «aunque nunca ha perdido su acento castellano», comentó uno de sus ocho sobrinos.

La edad sólo le ha quitado capacidad para oír, «porque no sufre ninguna otra enfermedad», comenta Amparo, otra de sus sobrinas. Mercedes Tato lee revistas a diario, observa la televisión y juega al dominó con las enfermeras; «incluso les gana», comenta su familia entre risas. Esta mujer no ha perdido la ilusión por vivir y, desde ayer, cuenta los días que le quedan para celebrar su 103 cumpleaños.

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