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El vino tinto dulce, en vías de recuperación

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l vino tinto dulce español, por pintoresco que suene, fue el primer vino que dio la vuelta al mundo, ya que fue el que las naos llevaron en sus bodegas en el camino del descubrimiento de América. Su nombre es fondillón y procede de Alicante, donde se elaboraban con las mejores uvas de la cepa Monastrell, uvas muy azucaradas con alta graduación (hasta los 18 grados), asoleadas sobre cañizos durante dos días. Actualmente, es precisamente el Levante, la zona en la que se están recuperando este tipo de vinos que, frente a los blancos dulces, ofrecen al consumidor un vino con cuerpo, gracias al tanino de las uvas, que armoniza a la perfección con la cocina salada. Así lo descubrió ayer el experto en vinos Bartolomé Sánchez en el VI Salón de los Vinos Nobles, Vinoble. Para Sánchez es inevitable que tras cien años de predominio de los vinos blancos dulces, gracias al triunfo en todo el mundo del Pedro Ximenez, los vinos tintos pasaran a un segundo plano e incluso se olvidaran de su elaboración en otras regiones como Madrid. La recuperación de estos vinos está muy desarrollada en la actualidad sobre todo en el Mediterráneo, en el Ampurdán, el Priorato, Valencia, Requena, Alicante, Jumilla, Yecla y Almería.