Javier Fernández Fernández es gerente del Colegio de Economistas de Cádiz. / FRANCIS JIMÉNEZ
JAVIER FERNÁNDEZ GERENTE DEL COLEGIO DE ECONOMISTAS DE CÁDIZ

Las deudas por impagos a los bancos cierran 2007 en máximos históricos «La provincia se ha basado en exceso en la construcción»

Los gaditanos dejaron de abonar durante el año pasado 186 millones de euros La fuerte subida en las hipotecas dispara el número de cuotas sin sufragar Los economistas lamentan que no haya una industria gaditana fuerte

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La letra del coche, un recibo de la tarjeta de crédito o el pago aplazado de una lavadora que se compró en septiembre y se empezaba a pagar en enero... A cualquiera de estas situaciones el Instituto Nacional de Estadística (INE) denomina efecto de comercio. Uno impagado, claro, es cuando el cliente no afronta su compromiso con la entidad financiera y, según el dato correspondiente a 2007 hecho público ayer, la provincia de Cádiz dejó sin pagar 186 millones de euros, la cifra más alta desde la gran crisis económica de mediados de los noventa.

La información del INE no distingue entre familias y empresas y sitúa a todos en el mismo lote, pero sí separa el número de efectos sin pagar y la cuantía adeudada. Respecto a lo primero, Cádiz terminó el año pasado con 39.321 letras sin abonar, un 28% más de las 30.554 que se registraron en 2006 y la suma anual más elevada desde el año 2002. Más o menos el mismo incremento que se anotó el conjunto del país.

Nada que ver, por ejemplo, con las 144.763 cuotas que no se pagaron a lo largo de 1995, en pleno frenazo de la economía mundial, española y gaditana. Sin embargo, aun entonces el cómputo de la deuda fue de unos 147 millones de euros, es decir, menos de 40 de los que se contabilizaron durante el pasado ejercicio. Con todo, aquel 1995 fue particularmente nefasto, ya que sólo un ejercicio más adelante, el de 1996, el capital no sufragado descendió hasta los 12 millones de euros (repartidos en 77.637 efectos impagados).

Desde entonces, el número de letras sin cubrir ha ido decreciendo poco a poco hasta su estabilización desde principios de siglo en torno a los 30.000. El importe también llevaba varios años oscilando entre los 80 y los 100 millones. Por todo ello, el repunte registrado en 2007 llama más la atención.

Crisis hipotecaria

Las causas de este acelerón en las cuentas sin sufragar hay que buscarlas en el Euribor, que en el cuarto trimestre de 2007 se encaramó a su porcentaje más alto desde principios de la década. Como media, una cuota hipotecaria revisada en el último tramo del año pasado se encareció en unos 90-100 euros al mes. A eso hay que sumar que el índice que toman como referencia la mayoría de los préstamos de vivienda lleva subiendo desde 2005, con lo que una letra de 550 euros de hace tres años se ha ido hoy a los 850.

De hecho, las denuncias de las entidades financieras a los tribunales de morosos de más de cuatro meses se han desbocado en más de un 22% en las principales ciudades gaditanas. Estas denuncias abren lo que se denomina una ejecución hipotecaria, que puede acabar en un embargo.

No obstante, y según señaló el Instituto Andaluz de Estudios Financieros en septiembre (el mes en el que cambió el curso de la economía), la hipoteca es siempre lo último que no se paga, con lo que se prefiere dejar pendientes otras deudas menores.

Lo que no es tan fácil de recuperar por parte de los organismos financieros es esa cantidad que los ciudadanos no han costeado (aquí no hay casa que vender al mejor postor cuando se deben las letras). Al menos, y a diferencia de lo que ha sucedido en el conjunto nacional, donde el débito se ha incrementado con más virulencia en las cajas de ahorro, en Cádiz se han repartido los efectos impagados, con 20.117 deudas que sufrieron los bancos y 18.511 que fueron para las cuentas en negativo de las cajas.

amedina@lavozdigital.es Una de las máximas de mayor celebridad en las leyes de la casualidad determina que el aleteo de una mariposa en Japón puede provocar un huracán en Florida. En la economía no hay demasiadas casualidades, pero un huracán en el sistema financiero de Estados Unidos sí que termina arrastrando al tejido productivo de una provincia como la gaditana.

Javier Fernández, gerente del Colegio de Economistas de Cádiz, considera que «el origen de la crisis actual hay que buscarlo al otro lado del Atlántico y aquí en España y en la provincia se nota en que los bancos no tienen financiación y eso se deja sentir en un sector tan sensible como es el de la construcción». Particularmente en el suelo gaditano. «El problema es que Cádiz se ha basado durante muchos años en la construcción y en los servicios. Mientras que otras provincias pueden recurrir ahora a otros sectores menos volubles como el industrial, en esta provincia toda la industria que se ha desarrollado de un tiempo a esta parte dependía en exceso de la construcción, con lo que la situación es más preocupante», explica el portavoz de los economistas colegiados gaditanos.

Aun así, «lo último en lo que hay que caer es en el pánico, porque las crisis son más o menos previsibles». Si antes se hablaba de las leyes de la casualidad ahora es sólo economía, y una de sus máximas clásicas es que los crecimientos son cíclicos. A una época de prosperidad le sigue otra de reajuste. «No tiene por qué ser una crisis, pero era de esperar esta situación en un país como el español, que ha basado gran parte de su bonanza en la construcción sin pararse a pensar en políticas reales de productividad», concluye.