CRÍTICA DE TV

Filón

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s un filón para Jesús Quintero. El Risitas forma una simbiosis irrepetible con el periodista andaluz. Aunque emitir un pronóstico sobre algo cuya resolución no se va a saber nunca es un atrevimiento, no resulta excesivamente aventurado afirmar que ningún otro profesional sabría sacarle partido al peculiar personaje como lo hace El Loco de la Colina. Distintos, pero complementarios, los une el dinero, más concretamente, un cheque. Quintero hace de la entrega del pago por el trabajo de su partenaire un motivo más de chanza en la surrealista conversación que cada martes mantienen en el plató. Le tiene tan cogida la medida a este bufón sevillano que su programa Ratones coloraos no sería lo mismo sin el colofón semanal de la charla con el histriónico personaje. El Risitas destila bondad por todos sus poros. Y aunque pueda parecer que su amigo Quintero lo ridiculiza, lo que pretende el periodista es sacar lo mejor de un hombre que lo pasaba mal económicamente y ahora no tiene problemas pecuniarios, además de ser famoso no sólo en la capital andaluza, sino en toda España. La gracia e ingenuidad que El Risitas aporta al espacio de El Loco de la Colina lo hacen único. Juan Joyas, que así se llama este mellado personaje, tiene el mejor mote que se le podía poner, porque su risa entre histérica y rompedora es su principal baza a la hora de sorprender a los televidentes. De El Risitas se pueden recordar mil anécdotas y otros tantos chistes. A sus ocurrencias suele responder Quintero con alguna para entendidos. Es en ese momento cuando su oponente queda desarmado. Nos deja El Risitas entonces una mirada perdida, mezcla de confusión y sorpresa. Quintero parece disfrutar como nadie en ese momento, sobre todo porque sabe que el cheque con el que le abona los servicios prestados hará recuperar en su amigo la sonrisa. En la última entrega del espacio, un mimo se añadió a la charla entre Juan y Jesús, Jesús y Juan, que tanto monta Obsesionado con el dinero, El Risitas terminó por preguntarle a su entrevistador: "¿Cuánto le vas a pagar por to er día así?". Jesús Quintero no respondió. Poco después, el convidado de piedra a la entrevista derramó unas lágrimas tras pedirle El Risitas que se pusiera triste. "Jesús, está llorando", gritó. Quintero le sugirió a este que hiciera lo mismo, y el sevillano le respondió: "Jesús, yo p'a llorá, me tienes que pegá".