APOYADA. Bhutto se dirige a sus seguidores en su casa. / REUTERS
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Musharraf confina a Bhutto para frenar su marcha contra el Gobierno

La policía cercó con alambre la casa de la ex primera ministra paquistaní para evitar que liderara una manifestación contra el estado de excepción decretado en el país

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El general Musharraf amplió ayer su estrategia de represión y mantuvo en arresto domiciliario a la líder de la oposición y ex primera ministra, Benazir Bhutto. La policía cercó el frente de su casa de Islamabad con alambre y arrestó a miles de sus partidarios para impedir una protesta contra el estado de excepción decretado en Pakistán por el presidente. Bhutto intentó salir en su automóvil en dos ocasiones. En ambas, la policía bloqueó su camino con un vehículo armado. El Gobierno paquistaní decidió levantar la orden de arresto domiciliario horas después de que la Casa Blanca reclamara en un comunicado que «se devuelva la libertad de movimiento» a la ex primera ministra.

Bhutto había planeado desacatar una prohibición de manifestaciones públicas y pronunciar un discurso en una protesta en la vecina población de Rawalpindi, donde la policía utilizó gases lacrimógenos y porras para dispersar a cientos de manifestantes. Decenas de ellos fueron arrestados.

En declaraciones telefónicas a la prensa en medio de sus dos intentos de escapar de su casa, Bhutto expresó que sus partidarios «continuarán luchando por la democracia y los principios del Derecho». Reiteró, asimismo, las demandas de que Musharraf renuncie a su cargo de máximo jefe militar antes de la semana próxima, cuando expira su mandato presidencial.

Un nuevo revés

La decisión de Bhutto de participar en las protestas antigubernamentales es otro revés para el líder militar, cuya popularidad ha caído este año en medio del creciente descontento con el régimen militar y el fracaso de su Administración para frenar a los milicianos talibanes y Al Qaeda.

Decenas de policías, algunos de ellos con uniformes antidisturbios, vigilaban a los partidarios de Bhutto frente a su casa. Los manifestantes intentaron varias veces quitar el alambre y las barreras de metal y cemento colocadas para impedir su paso. Al menos 30 partidarios de Bhutto fueron detenidos.

Las autoridades dijeron que habían presentado una orden de detención, pero los allegados de la ex primera ministra indicaron que no la habían recibido y que no la aceptarían. Un funcionario de los servicios de inteligencia manifestó que había una orden de detención de 30 días para Bhutto, pero un portavoz del Gobierno dijo que sería puesta en libertad antes del sábado.

A este clima de desorden y represión hay que sumar un atentado suicida frente a la residencia del ministro de Asuntos Políticos, Amir Muqam, que salió ileso. En el ataque cuatro personas murieron, entre ellos tres agentes, y cinco resultaron heridas. La bomba estalló en la localidad de Peshawar, capital de la conflictiva provincia del noroeste de Pakistán. Según Geo TV, un suicida intentó entrar en la casa del ministro y el personal de seguridad le detuvo, momento en el que se mató con una granada.

La acción dejó en evidencia la amenaza que representan los extremistas religiosos en esta nación islámica, mencionada por Musharraf como la principal razón para imponer el estado de excepción el sábado pasado. Pero la mayor parte de las miles de personas detenidas en todo el país desde entonces han sido moderados, abogados y activistas de partidos laicos de la oposición, entre ellos del Partido Popular de Pakistán de Bhutto.

El operativo de ayer mostró que Musharraf no cederá ante sus rivales políticos, a pesar de haber dicho un día antes que las elecciones parlamentarias serán a mediados de febrero, un mes después de la fecha prevista en un principio. Su anuncio tuvo lugar tras una intensa presión de Estados Unidos, su principal aliado internacional. Las medidas también ensombrecieron las posibilidades de que Bhutto y Musharraf puedan formar pronto una alianza contra los extremistas islámicos, como buscaba Washington.

El Gobierno estadounidense exigió ayer la puesta en libertad de la ex primera ministra, Benazir Bhutto, bajo arresto domiciliario por «motivos de seguridad» y advirtió de que el conflicto político que se vive en el país podría condicionar la lucha contra el terrorismo en la región.