TOMELLOSO. El líder del PP participó ayer en un encuentro de mujeres rurales. / NACHO CALONGE. EFE
ESPAÑA

Rajoy exige que se rechace la propuesta «por convicción» y no por miedo a una derrota electoral

Acebes pide a Zapatero que afronte el planteamiento soberanista como un desafío al Estado y garantice su beligerancia tras los comicios

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Ni un minuto perdería Mariano Rajoy con Juan José Ibarretxe si estuviera en el lugar del presidente del Gobierno. El líder de la oposición recomendó ayer al jefe del Ejecutivo que sea tajante en su negativa al plan del lehendakari y que lleve su rechazo más allá de los comicios de marzo. «Le pido que diga 'no' por convicción y no porque tenga miedo a perder las próximas elecciones», reclamó a José Luis Rodríguez Zapatero.

El PP teme que los jefes de los ejecutivos central y vasco resten importancia al proyecto soberanista del lehendakari para moverse en un terreno de «ambigüedad calculada» que les permita mantener la vigencia de la hoja de ruta más allá de la convocatoria electoral de marzo. Por eso, el partido opositor reclama a Zapatero una posición clara y determinante de rechazo a las pretensiones del presidente vasco y que esa beligerancia sea «para siempre», según explicó el secretario general del partido, Ángel Acebes.

En su opinión, es determinante que el presidente del Gobierno afronte el encuentro «como un desafío al Estado» y «una amenaza real», que es lo que, en su opinión, representa el referéndum planteado por el lehendakari, «lo llamen como lo llamen». Para garantizar que la negativa de Zapatero se mantendrá en el tiempo y no será «sólo hasta las elecciones», exigió que asuma con rotundidad que «el derecho a decidir es de todos y cada uno de los españoles».

Acebes planteó este requisito como una «rectificación» pública del líder socialista con respecto de la declaración que hizo en el Congreso de los Diputados, en junio de 2006, cuando anunció la apertura de conversaciones con ETA y afirmó que «el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas y procedimientos legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos, y en ausencia de todo tipo de violencia y coacción». Los populares siempre han interpretado este discurso como el reconocimiento del derecho a decidir de los vascos.

«No perdería un minuto»

«Yo, en esa reunión, no perdería ni un minuto», confesó Rajoy en Tomelloso en un encuentro de Familias y Mujeres del Medio Rural. «Lo único que hay que decirle al lehendakari es 'no'», añadió y exigió a Zapatero que inste a Ibarretxe a cumplir la ley; le recuerde que España no se discute; le pida que no cree más dificultades y se dedique a resolver los problemas de los vascos. El resto del tiempo previsto para la entrevista, le aconsejó que lo empleen en hablar de la economía, los precios de la cesta de la compra, los retos que tiene España, etc.

El presidente del PP coincidió con el jefe del Ejecutivo en la conveniencia de aportar serenidad al debate político. «Yo quiero una España serena», afirmó al recordar que idéntico deseo también expresó Zapatero el domingo. «Debería haberlo dicho hace tres años y medio -replicó-, cuando abrió el melón de las reformas estatutarias sin consenso, generó una falta de serenidad y gran confusión en la sociedad».