Carmelo Vázquez en los cursos de verano de la UCM en El Escorial
Carmelo Vázquez en los cursos de verano de la UCM en El Escorial - COCO MOYA

Carmelo Vázquez: «El sexo es lo que produce mayores momentos de felicidad»

El catedrático en Psicopatología explica a ABC las contradicciones del «etéreo» y complejo estado de ánimo

San Lorenzo de El Escorial Actualizado: Guardar
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La felicidad está llena de contradicciones, paradojas que provocan que dudemos de lo que significa, y que nos planteemos si realmente lo somos o no.

Es una construcción social, moldeada históricamente, pero también surge de forma espontánea. Los bebés, con una capacidad cognitiva mínima, pueden sentir alegría, y las personas con alzhéimer, a pesar de no recordar qué les hace felices, también pueden estarlo. Depende en buena medida de tener una buena vida y, a su vez, es lo que provoca que la tengamos.

No es una ciencia exacta, ya que no hay una fórmula matemática que permita medir nuestro nivel de satisfacción, pero los científicos emplean para estudiarla un método «muy sencillo»: «Sentirse bien es lo que todo el mundo busca, es el denominador común».

Así lo explica el catedrático en Psicopatología Carmelo Vázquez, una especie de gurú de este tema que ha dirigido «¿Por qué (no) somos felices? La ciencia de la felicidad y sus implicaciones», uno de los cursos de verano que la Universidad Complutense de Madrid celebra en El Escorial.

El experto, que reconoce el misterio que envuelve a algo tan «etéreo», recomienda sin embargo evitar «sospechas» sobre qué es, porque «que tengamos dificultades midiéndola, no implica que no exista. Y este es uno de los retos más interesantes que se nos plantea».

Aunque es imposible catalogar como universal algo que cada uno, en su condición de individuo único, siente diferente, en una entrevista con ABC Vázquez asegura que «promediar las respuestas de miles de personas en miles de momentos determinados» permite conocer este «complejo» estado de ánimo. «Sabiendo que existen mediciones individuales, lo que nos interesa a los científicos es saber lo que funciona para la mayor parte de la gente», aclara.

Por eso es contundente cuando se refiere al sexo como «lo que produce mayores momentos de felicidad», y sitúa en el lado opuesto la inactividad, ya que «lo que menos placer nos provoca es no hacer nada».

Su profunda convicción para ahondar en la materia le ha permitido desvirtuar ciertos prejuicios y confirmar otros tantos. Asegura que es un «estereotipo» que en África siempre sonríen, porque «las condiciones de vida son duras, sufren», pero también reconoce que, «hasta cierto punto», el dinero sí da la felicidad. «Antes veíamos la felicidad como el resultado final de un buen estado de salud, de un buen estado económico y de buenas relaciones sociales, pero hemos visto que realmente las cosas son más complicadas», razona.

España, un notable en la escala de la felicidad

En una escala del 1 al 10 califica a España con un notable («en torno al 7,1 o 7,2»), al nivel de Italia y por debajo, «obviamente», de los países escandinavos y también de Estados Unidos, pero por encima de otros como los de Europa del Este, «sin excepción» o Francia. A pesar de ser «variable» Vázquez da validez a este clasificación, y la explica aludiendo a que «la felicidad no depende «de la riqueza de un país sino de la distribución de su riqueza».

Pausado en sus palabras, intentando ser coherente, Carmelo Vázquez mira a los ojos, y no oculta su sonrisa siempre que puede. Y a pesar de que ésta es considerada como el gesto universal que evidencia la felicidad, torciéndola enigmático, reconoce que puede ser una trampa.

En un intento por arrojar algo de luz sobre el tema, investigadores de Reino Unido desarrollaron una ecuación capaz de vincular la felicidad a la generosidad. Pero el catedrático en Psicopatología, a pesar de darle crédito total al estudio, admite que una persona egoísta puede, «naturalmente», sentirse feliz. «Hay emociones de bienestar que pueden estar relacionadas con emociones negativas. Se puede ser feliz haciendo daño a los demás», explica, aunque con ciertos matices: «Es muy poco probable que dañar a los demás, por razones meramente de supervivencia de la especie, te pueda proporcionar beneficios. Si eres un psicópata te puede proporcionar beneficios inmediatos, pero la psicopatía es una anomalía».

«¿Es la felicidad una ilusión de nuestra mente?», titulaba su ponencia en El Escorial. Carmelo Vázquez no lo cree pero, como la magia, la felicidad no siempre es como parece.

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