Angela Eagle presentó ayer su candidatura durante un almuerzo en Londres
Angela Eagle presentó ayer su candidatura durante un almuerzo en Londres - EFE

El desafío contra Corbyn deriva en un áspero debate normativo

El líder dice que denunciará al partido si le obliga a buscar avales para enfrentarse a Angela Eagle

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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Cerradas con May las intrigas que venían electrocutando a la bancada conservadora –al menos por ahora-, queda abierta la batalla campal de los laboristas. Es un culebrón movido y ameno, pero secundario.

La prueba se vio en lo que le ocurrió ayer a Angela Eagle, de 55 años, la diputada que ha lanzado su candidatura formal para derribar al veterano Corbyn, de 67. Eagle había convocado a los medios para presentar su desafío. «Estoy aquí para ganar», arrancó con fuerza la rubia aspirante, ex secretaria de Estado con Gordon Brown. Pero apenas había empezado cuando vio como la mitad de los periodistas abandonaban el salón. Y es que había surgido una atracción mayor: Leadsom acababa de dimitir y May ya era primera ministra.

Eagle ya no interesaba.

Pero al que sí le interesa su desafío es a Corbyn, quien insiste en que se presentará como candidato a cualquier proceso para relevarlo. El líder perdió días atrás por goleada una moción de confianza entre sus diputados (172 en contra, 40 a favor). Pero alega –probablemente con razón- que las bases que lo entronizaron el pasado septiembre con un abrumador apoyo siguen con él.

Según los estatutos laboristas, si un diputado quiere desafiar al líder y postularse como alternativa debe reunir antes el apoyo de al menos el 20% de los diputados del partido (ahora mismo serían 51). Eagle cuenta con ellos y por eso ha lanzado su candidatura. La duda ahora es si tal norma obliga también al actual líder. Los corbynistas sostienen que no, que Jeremy tiene derecho automático a competir por ser el actual máximo dirigente. Pero sus detractores replican que si quiere enfrentarse a Eagle, también él deberá recabar el apoyo de más de 50 diputados. Algo difícil para Corbyn, dado que sufre una sublevación en toda regla en el grupo parlamentario y los órganos de dirección, tras una cascada de dimisiones en protesta por su gestión. En la votación de confianza solo le votaron 40 diputados, le faltarían diez para poder competir.

La discusión normativa, un tanto bizantina, ha llegado al extremo de que Corbyn ha mandado recado de que si le obligan a buscar los apoyos previos denunciará al partido en tribunales. El consejo laborista debe ahora tomar una decisión, que podría llegar hoy mismo.

La presentación de candidatura de Eagle, al margen de que los tories le nublaron la fiesta, no fue muy ilusionante. Faltó contenido concreto y se quedó en proclamas igualitarias, llamadas a la necesidad de «unir el partido» y críticas a Corbyn: «Se ha mostrado incapaz de ofrecer el liderazgo que necesitamos». A la hora de definirse, Eagle, diputada desde 1992 (tenía 31 años) y la primera que se declaró lesbiana, explicó que «no soy blairista, no soy brownista, no soy corbynista». Su pegada electoral es dudosa. En las primarias del año pasado por el número dos del partido se estrelló en el cuarto puesto.

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