Vidriera de la parroquia con la imagen de San Juan Bosco rodeado de niños, icono del templo
Vidriera de la parroquia con la imagen de San Juan Bosco rodeado de niños, icono del templo - MAYA BALANYA
Iglesias de Madrid

Parroquia de San Juan Bosco: la palabra y el trigo de un templo «adolescente»

La iglesia, con tan solo 16 años de existencia, recibe a todos sus visitantes con una cruz que roza el cielo

MADRID Actualizado: Guardar
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Nada hay más parecido a un salesiano que otro salesiano. Nada hay más parecido a una parroquia de los salesianos que otra parroquia de los salesianos. Nada hay más parecido a un colegio de los salesianos que otro colegio de los salesianos. Trípode educativo: parroquia, colegio y patio. Método pedagógico —«Razón, Religión, Amor»—, que dijera un día Don Bosco. ¿Fórmulas mágicas para el cristianismo?¿Experimentos pastorales? María Auxiliadora, San Juan Bosco y Santo Domingo Savio. He ahí la síntesis; el testimonio. ¿Qué más queremos?

En la diócesis de Madrid hay cinco parroquias encomendadas a los salesianos, 99 en toda España. Todas iguales y todas diferentes. Nombres distintos de párrocos y un solo modelo verdadero: San Juan Bosco, que recibió en vida el don de la bilocación, como cuentan sus biógrafos.

Como si ahora Don Bosco se bilocara de nuevo exponencialmente por la geografía humana de la Villa y Corte, por entre las entrañas de los barrios populares que ahora son, sinónimo en ristre, multiculturales.

Es la advocación a María Auxiliadora un octavo sacramento, con perdón por la herejía que acabo de decir y con más perdones por eso de que esta cuestión la dejó clara el Concilio de Trento. En las vísperas de la solemnidad de la Virgen Auxiliadora de los Cristianos —el próximo 24 de mayo, con carrera popular incluida—, es el turno para la parroquia de San Juan Bosco: en la salida y en la entrada del Madrid de los Austrias por el camino que conducía a la tierra en la que nacían los dioses.

Interior de la parroquia de San Juan Bosco, frente a una de sus vidrieras
Interior de la parroquia de San Juan Bosco, frente a una de sus vidrieras - MAYA BALANYA

La parroquia de San Juan Bosco, adolescente en la arquitectura de su templo, nos recibe con una cruz que sobrepasa la línea del cielo y abraza el barrio sin adornos. Acero puro. La Parroquia viene de las vísperas de la revolución del 68, del destape y del Seiscientos. Fue el arzobispo Casimiro Morcillo quien el 27 de agosto de 1965 erigió la parroquia, que antes estaba en los bajos del Colegio Salesianos San Miguel Arcángel. En pleno año del Jubileo, inaugurado el milenio, el entonces arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, un 30 de enero, consagró el templo diseñado por los arquitectos Arnáiz, Leopoldo, el padre, y Carlos, el hijo.

Aquellos eran tiempos de autonomía y colaboración, de bien común. Un templo de ladrillos rojos, muy postconciliares, con una inmensa vidriera sobre la vida de Don Bosco, una televisión de plasma espiritual gigante que solo se entiende desde dentro. Como la fe.

Hablar con los ojos

La Parroquia de San Juan Bosco tiene un párroco, el padre Julio Díez, que habla con los ojos. Unos ojos que se le iluminan e hipnotizan al interlocutor hasta tal punto de hacerle perder la perspectiva y ya no saber, pasados diez minutos, si quien habla es el padre Julio o es el hombre que está detrás, que para más señas flanquea la espalda del buen salesiano en fotografía de tamaño algo más que normal, escala y perspectiva de cielo. Don Bosco, vamos.

El padre Julio no está solo, por cierto. Le acompañan el padre Jesús Lozano, director de la obra salesiana del Paseo, y los padres Jesús Argerich, Ángel Neila y Mariano Sanz.

Los números aquí, en el Alto de Extremadura, son algo más que números altos. 200 niños de media en catequesis cada curso; 125 jóvenes en la confirmación y postconfirmación, con más de 20 animadores, que trabajan también el ocio y el tiempo libre. 70 primeras comuniones.

Además, más de 100 escolares en los Trovadores de María —con estandarte e himno—, niños y niñas del curso de Infantil y Primaria del colegio. Todos los días 24 de mes van a la Iglesia con sus abuelos, padres, madres y hermanos. Luego, cada mañana, cuando llegan al Colegio, le roban un beso a la imagen de María Auxiliadora. Arrastran a sus abuelos, a los que se les suele olvidar este bonito gesto por eso de las prisas.

El interior del templo, de aspecto funcional y moderno
El interior del templo, de aspecto funcional y moderno - MAYA BALANYA

Destaca la caridad de la parroquia, en un barrio al que la crisis ha obligado a un nuevo movimiento sociológico. Al grupo de los voluntarios de Cáritas se suman tres trabajadoras sociales para 65 familias que reciben una media de 400 euros mensuales como único ingreso. Durante diez meses, más el añadido navideño. 150 personas a las que también se les ayuda con regularidad y otros tantos que vienen y van de la mano derecha a la izquierda, sin que nadie lo sepa.

Y el centro CACE, Centro de Atención Educativa, que trabaja fuera del horario escolar. Cada día de la semana atiende a un grupo de más de 60 niños y niñas con problemas escolares de integración, déficits y minusvalías varias. Para aquellos con tentaciones de demagogia redivida, aquí se predica y se da trigo. Secretos de esta parroquia en la que se respira aire puro, alegría y esperanza de un cristianismo que sonríe. Como hacía Don Bosco, el de la foto.

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