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Cádiz CF-Betis B (0-0): El farolillo enciende la alarma

Pésimas sensaciones de un Cádiz CF incapaz de ganar al colista y que duerme como líder; el líder de las dudas

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Güiza, desesperado por el mal partido del Cádiz ante el Betis B.
Güiza, desesperado por el mal partido del Cádiz ante el Betis B.

Claudio exige la mejor versión y se encuentra con la peor posible. Este Cádiz CF, por más que gane en Melilla o Linares, ofrece sensaciones tremendamente negativas. Las reproduce en Carranza, y se puede aferrar a mil excusas para explicar el mínimo rendimiento del plantel. La presión de la hinchada, el buen hacer de los rivales, los errores de cara a puerta…

Pero como los Mandamientos de la Ley de Dios todas ellas se resumen en dos: falta de talento del equipo y desorden en la dirección de juego. No funcionan ni los jugadores ni Claudio. Así que la penúltima pifia (porque lamentablemente quedan algunas más) es empatar con el filial delante de su parroquia.

El farolillo enciende la alarma curiosamente la noche en la que el Cádiz CF duerme líder.

El líder de las dudas. La primera parte anodina, con más ocasiones (falladas) que juego, se superaba en la segunda con posiblemente los peores minutos de este curso. Y ha habido muchos. Queda tiempo, pero el avance de los meses solo hace la senda más abrupta. Por mucho que diga la tabla, no hay más ciego que el que no quiere mirar al terreno de juego.

Equipo que gana, repite. Ja. La máxima ‘esparraguiana’, nunca aplicada por Claudio en este año de convivencia, se asumía al dedillo en el duelo con el colista. El míster cambia las rotaciones multitudinarias con el fin de consolidar ese once de gala tan demandado, aunque con ello se mantenga a Pavez o Lolo Plá y se desenchufe aún más a Kike y Hugo, en la grada.

Analizando todavía a ese equipo el Betis B sorprendía en una acción a balón parado estrellando la pelota en el poste. Un susto mayúsculo que habría multiplicado la presión amarilla. La providencia desviaba el tiro y permitía al Cádiz CF jugar con mayor soltura en un arranque diferente al de los últimos choques en Carranza.

Güiza lideraba la ofensiva. No le ven pero él si veía a Lolo en el segundo palo, lástima que el extremeño errase en el control y perdiera la ventaja. Precisamente Plá disfrutaba de la mejor ocasión con un ‘derechazo’ tremendo de volea que despejaba en acrobacia el arquero Pedro.

Los amarillos merecían el gol por acercamientos. Y eso se lo premiaba el respetable con aplausos. Pero atrás no disipa dudas. Desentendimientos entre Aridane y Cifuentes, una mala salida del meta y un remate a bocajarro salvado en última instancia igualaban las fuerzas entre el favorito y el colista. En Carranza.

El Cádiz CF no encontraba el gol. No por falta de ganas sino por falta de calidad. Güiza es el único sobresaliente y los demás son peones. Álvaro García, veloz y voluntarioso, perdía la partida en un mano a mano con el cancerbero rival. Opción inmejorable sacada con la punta de la bota.

El intermedio cogía al cuadro gaditano aún por estrenarse en el marcador, y eso impacientaba a una hinchada que no tiene buenas sensaciones. El farolillo rojo apagaba la luz de los amarillos en vanguardia. Y no es falta de actitud, que eso si cabe es más preocupante.

Claudio no da con la tecla. Cambia de opinión continuamente incluso con su idea de no cambiar nada ahora. Nada más salir de vestuarios, trocaba el sistema sacando a Cuero para jugar con dos delanteros y retirando a Lolo Plá, un delantero con mucho trabajo pero poca llegada.

El cambio solo se producía en la ficha porque el panorama seguía siendo absolutamente el mismo. El Betis B daba un paso atrás, ya no actuaba con tanta alegría con la intención de mantener su renta, y cerraba las vías de acceso al Cádiz CF

Para desatascar el juego se preparaba Fran Machado. Suplía a Salvi, acomplejado, nervioso, muy venido a menos. Nada. El granadino, pegado a la banda derecha, no podía ser la única solución a este entuerto. Ni Cuero obviamente, un portento físico pero muy limitado en todo lo demás.

El cúmulo de errores rebosaba el vaso de la paciencia al mirar al banquillo y ver a dos defensas para afrontar el duelo con el filial. De ahí que para ganar Claudio, que se había cerrado las puertas con las ausencia de Hugo, Kike y Quintana, debía echar mano del lateral Andrés Sánchez. Un zaguero por un atacante, el menudo Álvaro.

El Cádiz CF ni aparecía por la meta rival. Desalentador. La grada amiga comenzaba a convertirse en enemigo. Demandaba una sobredosis de estimulina pese a que el problema es de fútbol, de juego, de talento. Expuesta su proclama, se enchufaba para salvar el triunfo a diez minutos del final. Luego habría tiempo para protestar.

Pero antes siquiera de que sonara el silbato Carranza estallaba. Cuero intentaba un caño en mediocampo, y en la recuperación el colista a punto sorprendía a Cifuentes, muy adelantado y lejos de su portería. Ya no daba para más. Por suerte. Porque el pírrico punto casi vuela del Estadio. Esto no marcha.

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