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Valls consuma el viaje al centro izquierda

El Gobierno francés saca adelante el tijeretazo en el Parlamento con la abstención de la disidencia críticaLa fuga de votos socialistas cristaliza una resistencia interna compensada por una treintena de respaldos centristas

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Manuel Valls consumó ayer el viaje al centro izquierda pilotado por François Hollande en el socialismo francés al sacar adelante con el apoyo del centro europeísta y la abstención de la disidencia crítica el plan de austeridad de su Gobierno para cumplir los compromisos presupuestarios con Bruselas. El programa trienal de 50.000 millones en recortes en el gasto público para financiar la reducción del déficit público al 3% en 2015 e incentivos fiscales de 30.000 millones a las empresas fue avalado por la Cámara de los Diputados con 265 votos a favor, 232 en contra y 67 abstenciones.

«El resultado de la votación condiciona a la vez la legitimidad del Gobierno, su capacidad de gobernar y, sobre todo, la credibilidad de Francia», había advertido el primer ministro al defender ante el hemiciclo un plan «calibrado, bien repartido y justo». El escrutinio le otorgó una legitimidad de nuevo cuño, pues 41 diputados socialistas se abstuvieron finalmente, 30 más que hace diez días en la sesión de investidura, en una confirmación del divorcio con el ala más izquierdista del socialismo hostil a la socialdemocracia 'hollandesa'.

La fuga de votos del sector crítico cristaliza una resistencia interna, reforzada por la oposición de comunistas y ecologistas, compensada por el respaldo de una treintena de votos centristas que perfila una nueva aritmética parlamentaria escorada hacia el epicentro de un mapa político evolutivo.

Justicia social

En su discurso, Valls confirmó las concesiones realizadas con escaso éxito a los críticos del grupo socialista en aras de la justicia social tras un diálogo que calificó de «exigente y fructífero». El principal gesto preserva el poder adquisitivo de los 6,5 millones de pensionistas que cobran hasta 1.200 euros mensuales. En un principio sólo las jubilaciones inferiores al mínimo por vejez (792 euros, unas 800.000 personas) iba a ser revalorizadas conforme a la inflación (del 0,7% en 2013). Ahora casi la mitad de los 13,5 millones de pensionistas no tendrá que esperar 18 meses para que se les aplique la carestía de la vida en octubre de 2015. Tampoco se atrasará un año, como había anunciado Valls, la subida excepcional de un 2% a los 2,23 millones de beneficiarios del salario social en el marco del plan de lucha contra la pobreza.

Además la congelación del baremo que sirve para calcular la remuneración de los 5,5 millones de funcionarios, bloqueado desde 2010 en tiempos del conservador Nicolas Sarkozy, será sometida a una cláusula de revisión en función de la recuperación económica. Pero 1,6 millones de empleados públicos con emolumentos más modestos tendrán garantizada de todas formas una subida neta de 440 euros el año próximo.

Valls planteó que el tijeretazo de 50.000 millones debe ir acompañado de iniciativas en la Unión Europea en apoyo del crecimiento. «Eso pasa por políticas de empleo, en especial para los jóvenes, y grandes inversiones en obras públicas y proyectos de futuro como la energía o el terreno digital, pero también por una política monetaria más adaptada, pues hoy el nivel del euro es demasiado elevado», dijo al anunciar que la depreciación de la divisa europea será la posición que defenderá François Hollande en las negociaciones consecutivas a la renovación del Parlamento europeo.

Generación de empleo

El primer ministro recordó que el reembolso de la deuda representa la segunda partida en el gasto del Estado, más de dos tercios del presupuesto de la Educación. «Nos hemos empobrecido colectivamente», sentenció después de señalar que el Producto Interior Bruto (PIB) de Francia era en 2013 el mismo que en 2008 (dos billones de euros) pero, debido al crecimiento demográfico, «en realidad las riquezas producidas, respecto al número de habitantes, han disminuido un 3%».

A falta de la exigencia a la patronal de contrapartidas cifradas, Valls insistió en que el descuento de 30.000 millones en las cotizaciones empresariales debe servir para la inversión y la generación de empleo. Esos incentivos fiscales no han de ir dirigidos a «aumentar los dividendos de los accionistas o la remuneración de los directivos», objetó en el pasaje más aplaudido por la bancada socialista.

diputados del Partido Socialista, que gobierna en Francia, se abstuvieron en la votación consultiva del plan de austeridad. Hace diez días, en la sesión de investidura de Manuel Valls, fueron once. La sesión de ayer confirmó el divorcio con el ala más izquierdista del socialismo.