«La Cumbre no le cuesta nada a Cádiz»

Teófila Martínez tiene estos días una actividad frenética. La organización de la Cumbre no depende del Ayuntamiento, pero, como buena anfitriona, tiene que velar para que los visitantes y autoridades que van llegando a la ciudad se sientan lo mejor acogidos posible. Su principal preocupación es que la ciudad luzca y los gaditanos se sientan parte de la cita. Lo hace con un propósito, sacarle el máximo jugo a una oportunidad a la que con el tiempo, se le dará el valor que merece.

-¿Imaginó alguna vez ser la anfitriona de un evento de esta magnitud?

-Cuando a partir del año 2006 empezamos a solicitar a los gobiernos de España que fueran pidiendo que Cádiz fuera sede de la Cumbre de Jefes de Estado lo hacía pensando en Cádiz gobernando quien gobernara la ciudad. Yo sabía que en estos años iba a haber procesos electorales, pero es algo en lo que siempre creí, porque empecé a trabajar en ello como alcaldesa en el año 1999. No lo hice pensando que pudiera estar aquí en el año 2012, porque dependía de la voluntad de los gaditanos, pero para mí es un honor estar en este momento en el que además, en lo que de nosotros ha dependido, hemos hecho un esfuerzo titánico todos los gaditanos porque llegó la crisis y las demás administraciones se han quedado a mitad de camino en cuanto a su apuesta por las inversiones para la ciudad.

-¿Cree que la ciudadanía es consciente de la trascendencia de la Cumbre?

-Yo creo que sí. Lo que pasa es que no está el momento económico y social, ni de Cádiz ni del resto del mundo, para que lo exterioricen, porque los problemas que tenemos pueden actuar como una especie de velo que tape la importancia que tiene lo que está pasando en Cádiz para Iberoamérica, para España y para Europa. Además, todo va a depender de los resultados de la Cumbre. Yo espero y deseo que sea un éxito porque a los mandatarios de los países iberoamericanos se lo están requiriendo las generaciones de los bicentenarios, esperan que la responsabilidad de los jefes de Estado en este momento sea trabajar por el bien de toda la comunidad iberoamericana. Somos 600 millones de hombres y mujeres que tenemos un importante papel en el mundo y queremos que eso nos sirva para prestar equilibrio al mundo, porque somos muy potentes y debemos dejarlo claro. Yo creo que eso va a ocurrir. Entonces, quizá, en los próximos años la gente vaya viendo lo importante que fue Cádiz. Por la inmediatez, la gente disfruta más de las fiestas, pero lo que va a quedar después vamos a disfrutarlo en los próximos años. Además, la Cumbre va a servir, está sirviendo ya, para poner el nombre de Cádiz de nuevo en el imaginario del mundo iberoamericano.

-Hay muchos gaditanos que no saben cómo podrán participar en la Cumbre.

-Es que los gaditanos, o la alcaldesa, en una Cumbre no podemos participar en las reuniones. Nuestra participación pasa por que la ciudad sea un modelo de convivencia, dando la mejor imagen, que la ciudad esté limpia, que la gente en la calle viva el que algo importante está pasando, aunque no se participe indirectamente. Una Cumbre de Jefes de Estado no es una fiesta. Es una reunión importantísima de trabajo. Debemos de colaborar en que la ciudad luzca lo mejor que pueda y siendo la compañía, como hace doscientos años, importante para que el ambiente sea propicio para que la reunión sea un éxito.

-¿Es la imagen de la ciudad la que esperaba para este momento?

-En la parte que le toca al Ayuntamiento, sí. Me hubiera gustado que no estuviera como está el Olivillo, ni el Instituto Náutico o Valcárcel, que son una fachada de la ciudad y están además en una zona en la que hemos hecho un esfuerzo muy importante con el paseo de Santa Bárbara, el nuevo Parador, el Centro de Arte Contemporáneo... Pero como alcaldesa no he podido hacer nada porque no podía obligar a las administraciones propietarias a actuar de otra manera. Me hubiera gustado que la plaza de Sevilla estuviera terminada. Creo que aquellos que en un momento dado pensaron que haciendo daño al equipo de Gobierno de la ciudad no habría consecuencias fueron miopes, y esas consecuencias ahora son más palpables. Pero ya no hay remedio y hay que ponerle buena cara. La ciudad está preciosa, todo el mundo lo dice. Quizá los gaditanos estamos apesadumbrados por la crisis y no tenemos ojos para verlo en todas sus posibilidades, pero es entendible. El que lo está pasando mal, por muy bien que encuentre la ciudad, no se consuela.

-¿Qué le cuesta a Cádiz organizar este encuentro?

-Nada. Cuando hay este tipo de encuentros en una ciudad como la nuestra es fácil formar parte de un equipo muy entrenado para esta clase de eventos.

-¿El camino hasta llegar a esta fecha ha sido muy duro?

-Ha sido un camino muy edificante. A medida que íbamos tejiendo esa red de colaboradores nos íbamos dando cuenta de que Cádiz es muy importante para ellos. Si no, no hubiéramos conseguido tener en este momento las exposiciones que tenemos. Eso con dinero no lo hubiéramos conseguido.

-Estamos en la recta final del Bicentenario, ¿qué balance hace?

-Hay que rematar algunas cosas que no estaban en nuestro compromiso cuando empezamos pero que han ido surgiendo en estos años. Tenemos que ponernos deberes todos los días para rentabilizar al máximo esta oportunidad que está siendo para Cádiz el 2012.

-Y después de la Cumbre, ¿cuál es el siguiente reto de la ciudad?

-Que todo el mundo tenga muy claro que la Cumbre va a ser el momento, durante un día y medio, en que Cádiz va a ser la capital política de Iberoamérica. Nada más y nada menos. Nada de lo que hagamos después va a ser parecido. Lo que haremos será recoger los frutos de ese trabajo. Hay que seguir trabajando y poniéndose retos todos los días, porque eso genera empleo. Si no hubiera sido por el esfuerzo que hemos hecho no habrían venido todas las personas que han venido, que han generado economía. Hemos hecho una inversión para que la ciudad luzca, y además creando puestos de trabajo. Se han creado espacios que a partir de ahora van a permitir generar puestos de trabajo en otros sectores.