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Romney indigna a medio país

Sale a la luz un vídeo en el que el candidato republicano a la Casa Blanca se burla de los ciudadanos que reciben ayudas estatales

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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«Hoy Mitt Romney ha perdido las elecciones». Se cumpla o no la predicción del columnista de Bloomberg Josh Barro, el titular de ayer da una idea de lo serio que es el lío en el que se ha metido el candidato republicano que aspira a reemplazar a Barack Obama en la Casa Blanca.

Su catástrofe se desató el domingo por la noche en la página de la revista de izquierda Mother Jones, que colgó un vídeo de Romney grabado en secreto el pasado 17 de mayo en la casa que tiene en Boca Ratón (Florida) el inversor Marc Leder. En el encuentro íntimo con millonarios conservadores como él, que habían pagado 50.000 dólares (38.000 euros) cada uno por verle en corto, el candidato republicano destapó con candidez las claves de su campaña.

«Hay un 47% de la población que votará por el presidente pase lo que pase», les informó. «Son aquellos que dependen del gobierno, que se creen las víctimas de la sociedad, que piensan que el gobierno tiene la responsabilidad de velar por ellos y que se creen con derecho a tener atención sanitaria, alimentos, casa, lo que quieras. Creen que esas ayudas les corresponden y votarán por el presidente pase lo que pase. Esta gente no paga impuestos sobre la renta».

Sus millonarios seguidores, que critican severamente las bases del estado del bienestar y consideran que mantiene a una panda de parásitos, aplaudieron al unísono. El resto del país tuvo una reacción muy distinta cuando el vídeo explotó ayer en la red y en las pantallas de televisión. Romney tuvo la oportunidad de disculparse, pero no lo hizo. El candidato cuya biografía se titula 'Sin Disculpas' suele optar por las salidas hacia delante después de cada metedura de pata. A lo más que llegó ayer fue a decir que «podía haberlo dicho de una forma más elegante», pero insistió en que la esencia responde a las ideas que siempre ha mantenido y seguirá impulsando. Con ello Romney estaba consiguiendo la oposición de prácticamente la mitad del país, entre la que muchos podrían haber votado por él.

Técnicamente sus datos son correctos, porque el 46,4% de los estadounidenses no paga impuestos federales, pero a dos tercios de estos sí se les retienen impuestos de sus nóminas y al 18% no se le retiene porque no gana ningún ingreso nuevo, sino que vive de lo que ha apartado durante su vida laboral. Según 'The New York Times', descontando esos dos grupos, sólo el 8% no paga impuestos porque está en paro, gana menos de 20.000 dólares anuales en ingresos o se trata de soldados en combate. Otras fuentes como CNN lo baja al 7%.

Trabajar o morirse de hambre

En tela de juicio queda no sólo la viabilidad del candidato, sino el estado del bienestar en sí mismo y la guerra de clases. El plan de Romney es forzar a estas clases menos favorecidas a trabajar por lo que encuentren o morirse de hambre, con el argumento de que si se bajan los impuestos a los ricos se generará empleo para todos. En su discurso de la Convención Demócrata Obama advirtió que la verdadera elección de estas presidenciales es entre un modelo de sociedad individualista en el que cada uno se busque la vida y sólo triunfen los más afortunados, o uno que considere que «todos estamos en el mismo barco».

'The Wall Street Journal' apuntaba ayer que el 49% de los hogares recibe algún tipo de esas ayudas del estado llamadas 'entitlements', bien sea ayudas de desempleo, pensiones, asistencia sanitaria, ayudas de lactancia, subsidios alimenticios, etc. Algo que ha impedido que la crisis de 2008 traiga la miseria de la Gran Depresión.

«Mi trabajo no es preocuparme por esa gente, nunca les convenceré de que deben tomar responsabilidades por sus propias vidas y ocuparse de sí mismos», dice en el polémico vídeo el hombre que aspira a gobernar EE UU a partir de enero. «Francamente, lo que necesito hacer es recaudar millones de dólares», concluye.

En el vídeo Romney también compromete su política exterior al atacar a los palestinos, a los que dice ver «como un grupo que no quiere la paz de ninguna manera por motivos políticos, comprometido con la destrucción y eliminación de Israel», por lo que espera que siempre sea un problema sin resolver.