Editorial

Nueva subasta del BCE

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La segunda gran subasta del BCE, a tres años y a un 1% de interés, celebrada ayer, se zanjó con un éxito superior a la primera: el monto total fue de 529.531 millones de euros a 800 bancos de la zona del euro, unos 300 más que los 529 de la primera subasta, que repartió 489.190 millones. El hecho de que la liquidez haya llegado a bancos de menor tamaño permite alentar la ilusión que la medida haya servido para conseguir, siquiera parcialmente, el objetivo de facilitar el crédito minorista a familias y empresas. Los expertos se muestran muy cautos a la hora de valorar los efectos de la medida sobre la actividad económica. La mayoría de los analistas muestra escepticismo porque le economía europea está todavía en fase de desapalancamiento y haría falta un flujo relevante de inversión exterior para dinamizar la actividad. Y esa inversión parece remisa, a causa de la recesión, el afloramiento de nuevos déficit y la crisis general de la zona euro. Podríamos en definitiva darnos por satisfechos si esta medida del BCE consiguiese una cierta recuperación de las Bolsas, la relajación de las primas de riesgos de la deuda soberana con su consiguiente efecto positivo en la financiación de los Estados y la tímida apertura del mercado de capitales.