Editorial

En primera persona

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La incomparecencia del presidente Rajoy tras la adopción de sus primeras y drásticas medidas de ajuste y el anuncio de que no se personará ante la opinión pública hasta después del Consejo Europeo previsto para el 30 de enero parecen dar continuidad a la actitud impasible que mantuvo frente a los requerimientos de que explicitase su postura durante el tiempo en que ejerció de líder de la oposición. Tan peculiar conducta no solo contrasta con la presencia cotidiana de los demás líderes europeos en la defensa de sus respectivas políticas, también puede desconcertar a los españoles, especialmente cuando las preguntas sobre las intenciones del gobierno arrecian o los ministros incurren en contradicciones o muestran lagunas al exponer sus propósitos. Puede que la incomparecencia de Rajoy responda más a su proverbial renuencia que a una determinada estrategia que trate de preservarle evitando situarlo como portador de malas noticias. Pero en cualquiera de los casos estaría haciendo dejación de una responsabilidad que va con el cargo, cual es la de explicar en primera persona las decisiones y los planes de su gobierno.