Economia

Dios salve a la 'City'

Londres considera de interés nacional los servicios bancarios y quiere evitar como sea que se legisle sobre ellos desde Bruselas Cameron paga con el aislamiento la defensa del gran centro financiero

LONDRES. Actualizado: Guardar
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El aislamiento del Gobierno británico en la cumbre europea fue celebrado ayer por diputados euroescépticos como un primer paso para renegociar los términos de la pertenencia a la UE, y condenado por la oposición laborista como un fracaso del primer ministro, David Cameron, que habría quedado atenazado por la división en el seno de su partido sobre la cuestión europea. En medio de esas dos posiciones contrapuestas en la disputa política, están los liberal-demócratas de Nick Clegg. El Gobierno de Londres es una coalición que ha permitido a Cameron desembarazarse de la facción eurófoba en sus propios escaños mediante el apoyo de los diputados del partido tradicionalmente más partidario de la UE y del euro en el Parlamento británico.

Tanto Clegg como el ministro de Negocios, Vince Cable, ofrecieron apoyo a la posición del Gobierno, más ambiguo en el caso del segundo. Era necesario en las primeras horas pero, en las próximas semanas, Reino Unido va a descubrir al menos dos cuestiones de importancia: la evolución de la nueva UE y si la coalición formada hace un año y medio puede sostenerse.

Cameron ha llegado al aislamiento por la negativa de los socios europeos a aceptar lo que propuso en dos folios centrados en lo que ya había aireado: aceptar el avance hacia una reforma de los tratados europeos solo si aceptaban que no se legisle desde Bruselas sobre áreas de los servicios financieros, que Londres considera su interés nacional. Cameron quería mantener la protección del centro financiero con más presencia extranjera en el mundo y que su mercado de capitales no sea discriminado por no estar en el euro reforzado.

Si Suiza paga el precio de no participar en la UE aunque sea afectada por sus decisiones a cambio de preservar su secreto bancario, Cameron enarboló la bandera de la City, donde ha trabajado su familia y donde anidan las fortunas que contribuyen sustancialmente a la financiación de su partido. Tendrá que explicar ahora qué protección logró para la City tras quedar fuera porque no le ofrecían la que pedía.

En la famosa milla cuadrada de lo que era el límite oriental del Londres amurallado medieval tienen sede 251 bancos no británicos, más que en ningún otro país del mundo, la mitad de la banca de inversión europea, el mayor mercado del planeta en comercio marítimo o la más importante sede de finanzas islámicas en un país cristiano.

Fue siempre un centro importante de contratación e intercambio, pero quizás el origen de su fase actual es el llamado Big Bang de 1986, cuando entraron en vigor una serie de medidas realzando la City y sus satélites en paraísos fiscales como el mejor calificado centro financiero en el mercado continuo de capitales, con los horarios de Hong Kong, Londres y Nueva York.

Otros mercados europeos, en especial Fráncfort y París, compiten con Londres en áreas como la gestión de fondos de inversión, aunque en la City se administra más volumen, 5,6 billones de euros. El empleo que procuran los servicios financieros y las profesiones asociadas no es particularmente destacado: 5,7% de los empleados británicos, frente al 5,5% en Italia, 5% en Alemania o 4,2% en España. Pero la contribución a las cuentas nacionales no tiene parangón. En las empresas y empleados de las finanzas recauda el fisco británico el 11% de sus ingresos. La suma de instituciones financieras y profesiones asociadas representa el 14% del PIB británico (4,3% en Alemania, 5,1% en Francia). Y la balanza comercial del sector dio un saldo positivo de 82.000 millones de euros en 2008, y de 46.800 en 2010.

La City es muy importante para la economía británica, porque es el mayor centro financiero del mundo en el mercado de divisas, en algunos derivados, en metales no ferrosos, en opciones y futuros de la energía, en contratos de oro y en el nuevo comercio de cuotas de emisiones de carbono.