Angelino Alfano, designado por Berlusconi como su sucesor al frente de Pueblo de la Libertad. :: AP
MUNDO

El sucesor inverosímil

Angelino Alfano Secretario general del PDL

ROMA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Una de las pocas noticias claras ayer en Italia era que Silvio Berlusconi anunciaba en una entrevista a 'La Stampa' que, tras dimitir, no se presentará a las elecciones y el candidato «será» Angelino Alfano. Este abogado siciliano de 41 años era su fiel ministro de Justicia, encargado de torpedear sus procesos a base de leyes 'ad personam', hasta que lo señaló como delfín en primavera. Entonces se convirtió en secretario general del Pueblo de la Libertad (PDL), haciendo pruebas técnicas de liderazgo pero sin tener nunca claro del todo si eso iba en serio. Ni él -que ha rogado a Berlusconi sentidamente «no nos dejes»- ni nadie. Ayer pasó más de lo mismo. A las nueve de la mañana 'Il Cavaliere' ya estaba aguando sus declaraciones con llamadas a la tele. Explicó que el candidato lo elegirán los militantes del PDL en unas primarias y él haría «lo que el partido me pida que haga en el interés del país». Es decir, volvió a dejar una puerta abierta a reaparecer en escena.

Puede ser que use a Alfano como espantapájaros, para poder regresar de modo épico en un último sacrificio por su país. El exministro de Justicia, desde luego, da toda la pinta de ser un político objeto, pero no se descarta que en algún momento pueda tener vida propia, pues es locuaz, seguro y transmite convicción. A Berlusconi, en cualquier caso, le gusta «para dar un cambio generacional» y para él ha inventado el cargo de secretario, que no existía, como los congresos, en su partido de plástico unipersonal. En su investidura los dinosaurios del partido le observaban como una presa fácil, mientras él desplegaba un idealismo conmovedor: «Mi papá me ha traído el cartel de mi primera campaña, era 1994, tenía 23 años y vi en la televisión a un empresario que llevaba el sol en el bolsillo, oí una música».

Era Berlusconi. Alfano, de inicios democristianos, se apuntó a Forza Italia. Ha seguido la música fielmente y se ha plegado como nadie a las órdenes de Berlusconi como ministro de Justicia mamporrero en sus intentos de violación de la Constitución. Ideó una ley de inmunidad y la del legítimo impedimento para no ir a los juicios, ambas declaradas inconstitucionales, otros desmanes para paralizar las causas del jefe, como el proceso breve y la ley de escuchas telefónicas, y una reforma judicial para poner bajo control a la magistratura.

Sin embargo, en sus primeras palabras como líder cundió el pánico en el PDL: dijo que era el partido de los honestos y muchos pensaron que a lo mejor les echaban. Pero ahí han seguido todos los encausados y condenados. Era solo una de las frases huecas del capo. Está por ver si el propio Alfano también lo es.