Andrea Ortolá participa en la prueba para elegir a la mejor esteticista del mundo. :: IONE SAIZAR
Sociedad

Las Olimpiadas del currela

Un millar de jóvenes de todos los países compite en Londres por ser el mejor en su oficio

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Alberto Lozano está construyendo un muro de piedra en un jardín; Nuria Fernández y Tamara Hernández toman las constantes vitales a una niña diabética; David Martínez arregla la carrocería de un vehículo; Andrea Ortolá se aplica como esteticista en las piernas de su clienta... Cada uno se concentra en su trabajo con la ambición de alzarse con una medalla de oro, plata o bronce en las Olimpiadas Mundiales de Formación Profesional, que mañana por la noche se entregarán en una ceremonia de gala en Londres.

Compiten en el evento 944 jóvenes de 51 países, en 46 oficios distintos, desde jardinería y restauración a peluquería y cableado telefónico. Tienen entre 20 y 25 años. «La competencia es dura, pero la ilusión no falta y lucharemos hasta el final», dice Francisco Navarro, el talento español en mantenimiento de aeronaves.

Navarro y el resto de los 34 participantes españoles han llegado a la final de Londres tras ganar en sus respectivas categorías en la convocatoria nacional, celebrada en Madrid el pasado abril. «Mi trabajo es metódico, no admite errores. Vengo muy preparado y tengo posibilidades de lucirme», explica con la seguridad de un genuino profesional que ya ha despertado el interés de Iberia. A su lado, David Martínez, experto chapista de Valencia, menciona a sus rivales de Corea, Japón, Holanda y Canadá entre «los más duros de pelar». «Tienen más medios que en España. A nosotros nos han dado mes y medio para preparar la final», se queja.

Las pruebas comenzaron el miércoles en el centro ferial de Excell, en la zona de los antiguos muelles imperiales. En una extensión equivalente a diez estadios de fútbol, las delegaciones se distribuyen por oficios. En el horizonte se ven coches, helicópteros, pilas de azulejos, camillas, madera para suelos y muebles, frigoríficos, lavabos y aparatos electrónicos junto a las herramientas y utensilios laborales que han traído los propios participantes. Cada competidor tiene 22 horas para completar el trabajo asignado. «Tengo que levantar un muro de azulejos con la imagen del Big Ben, otro con la noria del Milenio; y un suelo representando al Támesis. Así que con terminar a tiempo me quedo contento», explica el belga Michaël Pensato.

La idea de unos Juegos Olímpicos de formación profesional se gestó en Madrid durante la dictadura franquista. En 1947, José Antonio Elola Olaso, entonces director de la Organización Juvenil Española (OJE), organizó en la capital un concurso nacional con cerca de 4.000 aprendices de una docena de oficios. Portugal se unió al proyecto tres años después y a partir de 1953 el ámbito se amplió a otros países europeos y al resto de continentes. El Ministerio de Educación, que apoya al equipo español, acaba de presentar una candidatura para acercar a Madrid, en 2015, la competición mundial de jóvenes talentos.