Los Mossos d'Esquadra vigilan a los concentrados a la llegada, ayer, de los diputados al Parlament. :: MANU FERNÁNDEZ / AP
ESPAÑA

Asedio violento al Parlament de Cataluña

Mas y su gobierno llegaron en helicóptero para evitar a los 2.000 manifestantes que cercaron la Cámara El intento de boicot del debate de los Presupuestos se salda con diputados agredidos, 40 heridos y al menos seis detenidos

BARCELONA. Actualizado: Guardar
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El Parlament catalán vivió ayer un ataque inédito, el primer intento de secuestro que sufre en más de 30 años desde la instauración de la democracia. El sitio sobre la Cámara catalana lo protagonizó un grupo de unos 2.000 'indignados', cuyo objetivo era impedir, como fuese, que los parlamentarios entraran en la sede legislativa y celebrasen el debate sobre los Presupuestos de Cataluña para 2012.

No lograron su objetivo porque el pleno arrancó casi a la hora prevista, pero dejaron imágenes que retrotrajeron a los años en los que la democracia estaba aún en pañales. «Atentado contra la democracia», «día triste y penoso», «se han traspasado todas las líneas rojas» fueron algunos de los calificativos que se escucharon contra unos actos de violencia, rechazada por unanimidad por todas las fuerzas políticas. A la entrada, algunos diputados fueron zarandeados, insultados, increpados, amenazados y hasta pintados con sprays. Todo el que osaba acercarse a las puertas del parque de la Ciudadela, donde está el Parlament catalán, recibía la agresión verbal y, de no ser por la intervención policial y de los escoltas, más de uno habría acabado en el hospital.

Y es que el anunciado traslado de la indignación de la plaza de Cataluña al entorno del Parlament, donde los jóvenes partidarios del Movimiento del 15M pasaron la noche del martes para preparar la movilización, acabó con una cuarentena de heridos, seis detenidos, cargas policiales y un hecho grave y sin precedentes, las dos máximas autoridades de Cataluña, el presidente de la Generalitat y la presidenta del Parlament, tuvieron que utilizar el helicóptero para desplazarse hasta la cámara autonómica.

Trataban de llegar con puntualidad para que el pleno comenzara sin retraso y sobre todo para evitar la turba incontrolada que esperaba en las puertas del parque de la Ciudadela, que se blindó por sus cuatro costados y que convirtió al Parlament en una especie de fortaleza medieval. Pero no solo Artur Mas y Nuria de Gispert.

Por aire

La vicepresidenta y otros cinco consejeros del Govern, incluido el de Interior, Felip Puig, blanco de la ira de los exaltados, así como el líder de la oposición, el socialista Joaquim Nadal, y el presidente de Esquerra Republicana, Joan Puigcercós, y otra veintena de diputados se trasladaron por aire ya que jóvenes de los grupos más violentos de okupas, antisistema, anarcosindicalistas y 'red skins' armados con botellas, cascos de moto y extintores, convirtieron el entorno del parque en una batalla campal con la Policía.

La decisión de viajar por vía aérea la tomaron tras ver que la comitiva de coches oficiales que se dirigía al Parlament fue interceptada por un grupo de 'indignados' que zarandeó algún vehículo e intentó abrir las puertas. El convoy reculó y se optó por hacer hasta ocho viajes en helicóptero. Se llevaron un buen susto, pero nada comparable con el que soportaron los diputados y trabajadores del Parlament que se desplazaron a pie. Era primera hora de la mañana y un cordón policial protegía a quienes pretendían entrar en la cámara. Aun así, tuvieron que soportar casi de todo, insultos, escupitajos, lluvia de agua y cerveza, pintura, piedras, vuelo de botellas y empujones.

Los más afectados fueron dos ex altos cargos de la Consejería de Interior. A la socialista Montserrat Tura, que fue consejera de Justicia, y Joan Boada, de Iniciativa per Catalunya y que fue el anterior número dos de Interior, les marcaron con una equis pintada con sprays. A Boada, en la cabeza, y a Tura, en la espalda. La exconsejera comparó la acción con la que practicaban los nazis cuando marcaban a los diferentes. El exministro Celestino Corbacho recibió el impacto de una piedra. Mientras, otros 40 diputados llegaron al Parlament en las furgonetas de los Mossos d'Esquadra, después de verse acorralados y refugiarse en una comisaría de la Guardia Urbana.

A su paso, los jóvenes incontrolados daban rienda suelta a su indignación. «Cuando una democracia se tiene que blindar para aprobar recortes, ¿qué tipo de democracia es?» gritaban. «Si fuera una democracia, podríamos entrar a ver cómo votan, pero si encima llegan en helicóptero nos dicen que no cuentan con la ciudadanía», añadían. «Estos no nos representan», «Mas, cabrón, recórtate un cojón» vociferaban otros.

Eran unos 2.000. Pero los que utilizaban la violencia eran una minoría y censurada, además, la mayoría de las veces por voces que pedían una protesta pacífica. De hecho, la plataforma Democracia Real Ya, una de las impulsoras del Movimiento 15M, se desmarcó de lo ocurrido y rechazó «tajantemente» los hechos. Al cierre de esta edición, un millar de indignados llenaba la plaza Sant Jaume, ante el Ayuntamiento y la Generalitat. Además, convocaron una manifestación para el domingo en la plaza de Cataluña y otro grupo, identificado como 'acampada BCN', se movilizó en el entorno del Arco del Triunfo donde leyó un comunicado de repulsa de la violencia. «Un grupo ultra no representa a toda la afición de un equipo de fútbol», expresaron como ejemplo.

Poco a poco los diputados abandonaron sin problemas el Parlament, una vez que los movilizados expresaron su intención de facilitar su salida pacífica, aunque medio millar de jóvenes esperaron a las puertas del parque. Ante lo que pudiera ocurrir, el presidente de la Generalitat advirtió que la Policía emplearía el «uso legítimo de la fuerza». Los agentes rompieron el cerco de las puertas del parque de la Ciudadela, a la vez que despejaron la calzada para la circulación de vehículos.