Editorial

Una relación desigual

Merkel elogia las reformas de España pero no es momento de celebraciones

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La XIII cumbre hispano-alemana se celebró ayer en medio de una expectación inusitada y con síntomas de que esta relación bilateral ya no se basa en la igualdad entre socios europeos y no anda sobrada de diálogo fluido y confianza. La canciller Angela Merkel ha seguido con preocupación estos años la situación económica española, bien diferente a la alemana. El contraste es agudo: su país ha sido capaz de no perder empleo a pesar de sufrir una seria recesión de la que ya se ha recuperado. Esto ha sido posible gracias a las profundas reformas puestas en marcha, tanto por su antecesor el canciller Schröder como por ella misma. No sin sufrimiento, Alemania ha ganado en competitividad y ha aumentado sus exportaciones mientras nuestro país hacía tambalearse al euro, batía los records de déficit y paro y el Gobierno de Zapatero no tomaba medidas sustantivas. Solo recientemente el Gobierno español ha empezado a reaccionar, con recortes de gasto público y, en estos últimos días, la reforma de las pensiones y de las cajas de ahorro. La canciller alemana felicitó ayer al presidente español «porque España hace sus deberes», entre otras cosas para lanzar una señal a los mercados, pero se refirió a la necesidad de fortalecer el euro y de mejorar la competitividad de la Unión Europa, una manera de exigir que se sigan haciendo reformas serias y se pase de un clima de descontrol del gasto a uno de austeridad. El Ejecutivo español ha tratado de aprovechar la visita en clave de política doméstica y ha intentado presumir de representar a uno de los países importantes y decisivos de la Unión Europea. Pero desde hace tiempo la credibilidad española en Bruselas es escasa. Por razones de cálculo económico, Francia y Alemania tienen el máximo interés de que la moneda única supere esta crisis y no desean tener que enfrentarse a un deterioro de la situación española, que lastraría a la zona del euro. De este modo, Nicolas Sarkozy ha aprovechado la visita de Angela Merkel en Madrid para hacer público su apoyo a las reformas de Zapatero. Sin embargo, para nuestro Gobierno no es el momento de lanzar las campanas al vuelo, sino de trabajar en un programa de reformas que vaya aún más allá de las medidas tomadas hasta ahora.