CARTAS AL DIRECTOR

Diferencias de apreciación

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Leyendo las críticas de numerosos clérigos y seglares sobre el nombramiento de los obispos por la Santa Sede, se deduciría que su mayor deseo consistiera en hacer los nombramientos eclesiásticos ellos mismos, en feliz y amistosa alianza, para que nadie interfiriera en sus inclinaciones e intereses políticos, que no religiosos. A mi humilde pero cristiano entender, pienso además, que entre algunos de los notables firmantes, sin atreverme a definirlos como 'teólogos', hay gente muy válida y para mí muy conocida, que, con reminiscencias del pasado, no han logrado alcanzar las cotas de poder que esperaban. Quizás pretendan, a través de su actual pero caduco estatus eclesial, no dar paso a sacerdotes mejor preparados, con el propósito de cambiar todo para que nada cambie para ellos, es decir, poder seguir succionando de la caja común, en vez de pasar a un retiro digno y activo de colaboración con sacerdotes dedicados al servicio de la ciudadanía y sin pretensiones de cargos de privilegio dentro de la Iglesia diocesana. Parte de los firmantes 'mandos intermedios' han olvidado, eso sí , de forma involuntaria, lo que ellos demandan al nuncio en España. Obviando los consejos pastorales de las parroquias y por tanto sin consulta previa a la feligresía, han tenido la 'amabilidad democrática' de jugar a los dados con el cambio de destino de sacerdotes de vida ejemplar, altamente reconocidos por su labor pastoral y su continua dedicación a las personas, como personas. En el ámbito fundamentalista, con la convocatoria de reuniones supraparroquiales estériles, los pequeños prebostes diocesanos rechazan, cuando no con menosprecio de la dignidad sacerdotal, cualquier sugerencia que no provenga de ellos mismos o que provoque alguna corrección a sus irrefutables e inequívocas órdenes. Espero que esta reflexión, compartida por un numeroso grupo del pueblo cristiano, sirva, no como protesta, sino como toque de atención para que esa parte de la Iglesia diocesana que debe compartir y no partir, apoye a sacerdotes que se dedican a trabajar por la unidad y no por la promoción materialista de una Iglesia regionalista y nada universal, comandada por algunos presbíteros de al menos dudosa reputación democrática, ante un pueblo fiel a su religión católica.

manuel santa cruz.