Orden del BOE de 1981 por el que Adolfo Suárez pasó a ser duque de Suárez. / Archivo
ADIÓS AL PADRE DE LA TRANSICIÓN

El ducado de Suárez aguarda por Alejandra Romero

La primogénita de la primogénita de Adolfo Suárez tiene un año para reclamar el título nobiliario, que lleva emparejada la exención fiscal

MADRID Actualizado: Guardar
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Defiende Adolfo Suárez Illana que su padre siempre pensó en él, solo en él, como heredero natural del ducado que don Juan Carlos le otorgó el 25 de febrero de 1981 "como prueba de Mi afecto y para premiar la lealtad, espíritu de servicio, patriotismo y muestras de sacrificio". Quizás eso fue lo que le llevó a invocar leyes del Medievo para solicitar al Rey, en 2009, que tuviera a bien atender los deseos del primer presidente de la democracia. Que una orden de su Majestad hiciera prevalecer ahora, como antaño, el derecho del varón sobre la mujer. Zarzuela dio la callada por la respuesta a esta petición, aderezada de testimonios con idéntico argumentario. Supondría abrir una espita difícil luego de reconducir. A Suárez Illana le atiende la razón. Su padre nunca se planteó que otra persona que no fuera su hijo mayor se convirtiera en cabeza del ducado de Suárez con tratamiento de Grande de España tras su marcha. Su desmemoria, su última década en el olvido, le privó de conocer la nueva realidad. Nunca pudo Adolfo Suárez imaginar que la primogénita de su primogénita pudiera llegar a convertirse en duquesa de Suárez. Las últimas leyes que él alcanzó a recordar no lo contemplaban. La mujer estaba condenada, por el simple hecho de ser mujer, a ceder los privilegios al varón. Hasta el 30 de octubre de 2006. Al fin, por fin, a partir de ese año, se reconocen idénticos derechos a mujeres y hombres en la sucesión de dignidades nobiliarias.

¿Y cuál hubiera sido el deseo del padre de la Transición? Eso a estas alturas quizás es lo de menos. Por un lado, por supuesto que a Suárez le hubiera gustado que su hijo homónimo defendiera el ducado. Por otro, nadie puede dar por descontado que le colmaría de felicidad que Alejandra Romero Suárez, hija de su primogénita Mariam Suárez Illana, fallecida en marzo de 2004, se convirtiera en la nueva duquesa de Suárez. Era su nieta mayor, a la que cuidó y mimó cuando el cáncer se interpuso en el camino de la familia Romero-Suárez. Mariam se vio obligada a pasar largas temporadas al otro lado del Atlántico tratándose contra la adversidad. Mientras, aquí, en España, Amparo y Adolfo, los abuelos, se quedaron al cuidado de los pequeños Alejandra y Fernando.

Además, Alejandra Romero Suárez, 24 años, abogada, es miembro de la Asociación para la Defensa de la Transición, una nueva prueba inequívoca de la unión que mantenía con su abuelo materno. Fue, además, la nieta que más lo trató, junto a su hermano. Sus primos, hijos de Adolfo Suárez Illana, por edad, apenas alcanzan a recordar una conversación en la que el padre de la democracia supieran quiénes eran. Y eso que el primogénito de su hijo también se llama Adolfo, otro motivo, dígase de paso, de las pretensiones de Suárez Illana de retener el ducado en la rama de los varones, para asegurar que, al menos, durante décadas, se perpetúe el apellido.

Exención fiscal

La transmisión del título nobiliario no es automática y corre a cargo del Ministerio de Justicia. Desde el día de la muerte de Adolfo Suárez se abre un periodo de un año para que los pretendientes reclamen el título. "Ocurrida la vacante de una de estas mercedes, el que se considere como inmediato sucesor podrá solicitarla al Ministerio de Justicia en el término de un año; si nadie lo hiciese en tal concepto se concede otro plazo, también de un año, para que lo verifique el que le siga en orden de preferencia y, si tampoco en ese tiempo hubiere ninguna solicitud, se abrirá un nuevo término de tres años durante el cual puede reclamar cualquiera que se considere con derecho a la sucesión", reza la norma escrita. Se da por hecho que, antes del 23 de marzo de 2015, Alejandra Romero ya ostente el título de duquesa de Suárez. Si, por las circunstancias que fueran, ella renunciara, sería su hermano Fernando quien se convertiría en cabeza del ducado. Y si éste a su vez siguiera los pasos de su hermana, el tercero de la lista, ya sí, sería Adolfo Suárez Illana.

El ducado de Suárez fue concedido por el Rey en 1981. Entonces, en el BOE, aparte de destacar los motivos que hacían al primer presidente de la democracia, a juicio de don Juan Carlos, merecedor del título, se avanzaba que el ducado sería "para sí, sus hijos y sucesores legítimos por el orden regular de sucesión y con carácter perpetuo". Además, el título "se otorga con exención de derechos fiscales en su creación y en la primera transmisión". Es decir, Alejandra Romero disfrutará de tal privilegio desde el momento en que se convierta en duquesa de Suárez.