poster Vídeo

El picoteo entre horas puede ser más peligroso de lo que crees

Una cuarta parte de los españoles reconocieron picar entre horas, frente a un tercio de ellos que dijeron no hacerlo nunca o casi nunca. El picoteo es una de las causas relacionadas con la obesidad

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La obesidad es una enfermedad que presenta unas cifras alarmantes en el mundo y también en España». Esta contundente frase fue la primera que pronunció ayer Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo), durante la presentación de una encuesta sobre la percepción que los españoles tienen de su peso.

En nuestro país, un 20 por ciento de los habitantes sufren obesidad. Esta cifra, hace 25 años, estaba en la mitad. Pero lo peor de todo es que quien es obeso no se considera como tal, lo que se traduce en menores posibilidades para hacer frente a la cura de esta patología cuyo día europeo se celebrará el próximo 20 de mayo. «Hay que tener en cuenta que la obesidad está ligada a muchos otros problemas como la hipertensión, la artrosis, las enfermedades cardiovasculares e incluso el cáncer», advirtió ayer Susana Monereo, secretaria de la Seedo.

Según los datos de la encuesta (realizada a mil personas de entre 18 y 65 años), un 80 por ciento de los obesos no se ven como tales (concretamente solo un 17,8 por ciento lo reconoce). Cuando la pregunta se le planteó a personas mayores (65 años o más) la percepción errónea que se tiene del peso aumentó: «Un 95 por ciento cree que no es obeso aunque lo sea», zanjó Tinahones. «Esto es muy preocupante, porque a medida que se avanza en edad la percepción disminuye, pero la obesidad aumenta», añadió Susana Monereo.

Picar veinte veces al día

La también jefa del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Gregorio Marañón advirtió de que el aumento desmesurado de kilos no responde a causas «raras» o incontrolables, sino todo lo contrario: «Tiene que ver con la alimentación (comer mucho, optar por raciones grandes, ingerir grasas y ázucares en exceso o recurrir a dietas milagro); también se vincula al sedentarismo; al estrés (ansiedad o tensión emocional); e incluso, a las horas de sueño (dormir pocas horas o tener un sueño de mala calidad)».

Capítulo especial mereció el picoteo. «Un obeso puede llegar a picar veinte veces al día y suele optar por productos con alto contenido calórico. No hablamos de una fruta u otro alimento que se ingiere a media mañana, sino de gente que no deja de abrir la nevera y no para comer un rábano o algo de lechuga», explicó Monereo. Un 50,4 por ciento de las personas obesas reconocen picotear normalmente. Esta pregunta se le hizo a toda la población, al margen del peso, y una cuarta parte de los españoles reconocieron picar entre horas, frente a un tercio de ellos que dijeron no hacerlo nunca o casi nunca.

Menos sueño, más ingesta

Para elaborar esta encuesta se tuvo en cuenta el peso y la talla de los encuestados, dando lugar al ya conocido índice de masa corporal (IMC). Por debajo de 18,5 kg/m2 se considera bajo peso, entre 18,5 y 25 es normopeso, entre 25 y 30 sobrepeso y más de 30, obesidad.

Respecto a la actividad física, solo un 2 por ciento de los obesos declararon realizar un ejercicio intenso, es decir, que requiera algún tipo de esfuerzo, frente al 6 por ciento del resto de la población con peso normal. «Evidentemente, la fiebre del running y de los gimnasios no ha calado en las personas obesas», aclaró Monereo.

Por si esto fuera poco, los representantes de la Seedo señalaron que al margen de la actividad física intensa, otro grave problema es el del sedentarismo: un 27,4 por ciento de los obesos pasan más de cinco horas sentados después del trabajo o estudio, frente al 12,4 por ciento de la población que tiene peso normal.

El sueño es otro gran problema para nuestro metabolismo. «El que duerme poco, come más», señaló Monerero. «La secreción de hormonas se relaciona con el ritmo circadiano. Por la noche, la insulina baja y la leptina sube, que es la que quita el hambre. Por eso, si se duerme mal, si se trabaja a turnos, si hay ruido o hay contaminación lumínica (como la de los móviles), habrá más riesgo de obesidad».

Los representantes de la Seedo recomendaron, para ponerle solución a este grave problema, modificar al menos un hábito: dormir ocho horas; subir escaleras, caminar o hacer deportes; dejar de picotear; comer frutas y verduras todos los días, etc. Si ninguna de esta soluciones resultan, se plantea la medicación. «Hay que animar al sistema público a financiar fármacos antiobesidad, pero ninguno funciona si no hay cambio de estilo de vida», advirtió Monereo.

En España, se administra el fármaco Misymba (bupropión y la naltrexona), que actúa quitando el «placer» que produce comer. Y otra opción es Saxenda (liraglutida), que quita el hambre.

Sin embargo, desde la Seedo también pidieron más implicación desde la administración pública, iniciando un plan de lucha que tenga como punto de partida los colegios.

Ver los comentarios