Parejas infieles y derrochadoras: el Papa escucha los testimonios de familias en crisis

«Es doloroso que no encontrasteis una Iglesia que os sostuviera cariñosamente», ha dicho a una pareja que prepara su boda tras diez años de convivencia

«Casarse no es una formalidad, cumplir una regla de la Iglesia o hacer una fiesta bonita, sino fundar el matrimonio en la roca de Dios»

«Una de las mejores lecciones para los hijos es ver que los padres se piden perdón, porque también ellos cometerán errores»

Encuentro Mundial de las Familias o cómo las parejas pueden ayudar a otras que están en crisis

El Papa Francisco saluda a una de las familias participantes en el Encuentro EFE

Javier Martínez-Brocal

A última hora de este miércoles, el Papa Francisco se ha reunido en el Vaticano con cientos de familias de 120 países. Ante casi tres mil personas, ha inaugurado el «Encuentro Mundial de las Familias» , un evento iniciado en 1994 por Juan Pablo II y que esta vez se ha celebrado en conexión con catedrales de todo el mundo.

Esta vez, en lugar de testimonios de situaciones perfectas, Francisco, que ha llegado en silla de ruedas, ha escuchado de primera mano historias de familias con dificultades entre ellas o con la Iglesia. Por ejemplo, Serena e Luigi, que tienen tres hijos , le han contado que no se han casado todavía, pues encontraron cerradas las puertas de la parroquia a personas como ellas.

Han recibido muchos aplausos Paul y Germaine, que han explicado cómo consiguieron perdonarse y recomenzar el año pasado después de una crisis por una infidelidad matrimonial y por haber gastado los ahorros de la pareja. Iryna y su hija Sofia viven en Roma, pero proceden de Kiev. Han traído al Vaticano el rostro de las mujeres refugiadas que escaparon de la guerra, mientras sus maridos siguen en el país.

El Papa ha apreciado que no se presentaran situaciones idealizadas sino problemas reales. « Habéis dado voz a la experiencia de muchas otras familias en el mundo . Hay que partir de una situación real para desde allí intentar caminar juntos, como esposos y en familia», ha comenzado.

Francisco ha pedido perdón a la joven pareja que se sintió rechazada en la parroquia cuando vinieron los hijos antes del matrimonio. « Es doloroso para todos lo que habéis contado, que no encontrasteis una comunidad que os sostuviera cariñosamente como sois. Esto nos debe hacer pensar. Como Iglesia, debemos convertirnos para que nuestras diócesis y parroquias sean comunidades acogedoras, que sostienen a todos con los brazos abiertos».

Con tono poético, les ha explicado que «cuando un hombre y una mujer se enamoran, Dios les ofrece un regalo: el matrimonio» . Se trata de «un don maravilloso, que tiene en sí mismo el poder del amor divino: fuerte, duradero, fiel, capaz de recuperarse después de cada fracaso o fragilidad».

Ha recordado que casarse no es cumplir una formalidad o una regla de la Iglesia» , ni hacer una fiesta bonita, sino «fundar el matrimonio en el amor de Cristo, que es sólido como una roca. En el matrimonio Cristo se entrega a vosotros, para que vosotros tengáis la fuerza de entregaros mutuamente», y por eso «la vida familiar no es una misión imposible».

El Papa ha dado también las gracias a Paul y Germaine, por «la valentía de contarnos la crisis que habéis vivido en vuestro matrimonio, pues en todos los matrimonios hay crisis y hay que aprender a afrontarlas ».

Les ha dicho que cuando estaban mencionando las causas de su crisis, «la falta de sinceridad, la infidelidad, el mal uso del dinero, los ídolos del poder y de la carrera, el resentimiento acumulado y la dureza del corazón», ha pensado en quienes viven la experiencia de «familias divididas». « Ver a una familia que se rompe es un drama que no puede dejarnos indiferentes, y la mayoría de las veces no se sabe qué hacer», ha subrayado.

El Papa ha dado las gracias a varios movimientos cristianos que ayudan a parejas en crisis como ellos. «Habéis vuelto a hablaros, a abriros con sinceridad, a reconocer las culpas, a rezar juntos con otras parejas, y todo eso llevó a la reconciliación y al perdón», ha subrayado.

Según el Pontífice, una de las mejores lecciones para los hijos es ver que los padres se piden perdón . «Lo necesitan de veras, porque también ellos en su vida se equivocarán y descubrirán que no son perfectos, pero recordarán que Dios vuelve a levantarnos, que todos somos pecadores perdonados, que debemos pedir perdón a los demás y también que debemos perdonarnos a nosotros mismos», les ha dicho.

Se ha conmovido con la pareja de la periferia romana, con seis hijos, que ha hecho sitio en su casa a una madre y su hija de Ucrania . «Las familias grandes siempre encuentran espacio para los demás», -les ha elogiado. Y a la familia de refugiados ucranianos les ha dicho que « la guerra os ha puesto frente al cinismo y a la brutalidad humana , pero también habéis encontrado personas de gran humanidad. Es importante para todos no quedarse fijados en lo peor, sino valorar lo mejor, el mucho bien que es capaz de hacer todo ser humano, y volver a partir de allí».

Junto al Papa, en el escenario, en el Aula Pablo VI del Vaticano, se habían sentado muchas familias con niños. Mientras el Pontífice les hablaba y les escuchaba, los pequeños se pusieron a correr y a saltar por su cuenta . Al Papa no le importaba y los niños continuaron así durante toda la ceremonia de inauguración. También han asistido emocionados los cantantes del trío de pop lírico «Il Volo», que han presentado orgullosos al Papa a sus padres, hermanos y abuelos.

El Encuentro Mundial de las Familias continuará en Roma hasta el próximo domingo. El jueves y el viernes unas 2 mil personas de 120 países y 50 instituciones sociales intercambiarán experiencias de cómo ayudan a jóvenes familias a afrontar los problemas de la vida matrimonial. Entre los participantes hay 83 delegados españoles , la inmensa mayoría parejas con sus hijos.

El sábado participarán en una misa con el Papa Francisco, y el domingo el Pontífice les dará una bendición y anunciará la ciudad que acogerá el próximo encuentro dentro de tres años.

« Gracias por lo que hacéis para sacar adelante a vuestras familias », ha despedido el Papa a quienes asistían desde Roma, y a decenas de miles de personas que han seguido el encuentro desde catedrales de todo el mundo.

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