Anorexia y adelgazamiento felino

Es habitual que en los centros veterinarios se reciban con frecuencia gatos anorexicos, más frecuente aún que sus »amigos» los perros.

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Los gatos son afectados por este fenómeno patológico que no es oteo que la falta normal de apetito. Los propietarios cuando acuden a la consulta señalan que sus gatos han dejado de comer . Como consecuencia, el adelgazamiento puede ser muy pronunciado. Así, no es extraño encontrarnos gatos con pérdida ponderal de incluso un 50% , es decir, disminuciones desde 5 kg (un «gatazo») a 2,5 kg . «El espectáculo es cuanto menos conmovedor, créanme. Animales antaño fuertes, activos y enérgicos que derrochaban energía y vitalidad a raudales, vagan ahora como «transparentes sombras» de lo que fueron. Irreconocibles,nos comenta el doctor Javier Álvarez de la Villa del Centro Veterinario Víctor de la Serna. ¿Qué ha sucedido? Muchas veces dejaron de comer, su propietario confiado dejó pasar demasiado tiempo y ….podemos llegar tarde a la solución.

En otras ocasiones, como veremos más adelante, el gato no dejaba de comer y, sin embargo, el resultado fue el mismo, un adelgazamiento pronunciado.

Anorexia de origen psicogeno

El gato muestra total ausencia de patologías clínicas y, sin embargo, se presenta en estado de adelgazamiento y de falta total de interés por la comida. ¿Qué ha podido suceder? Una meticulosa anamnesis , es decir, indagación sobre la vida en los últimos tiempos del animal, puede señalar cambios de diferente naturaleza en su íntimo entorno: reformas en el hogar, nuevos miembros en la familia, mudanzas , adopción de otras mascotas felinas o caninas ..., cambios en su entorno íntimo, pequeñas modificaciones que alteran su confort vital .Aparece estrés, ya no ronronea, se muestra huidizo y huraño, se esconde. Deja de comer y, lo peor de todo, ya no muestra apetito. Como consecuencia, el adelgazamiento más o meno marcado, es resultado lógico.

El problema clínico está servido. No es fácil . Si únicamente reponemos el entorno , nuestro gato puede contentarse, pero continúa apático y desinteresado ante los más deliciosos manjares felinos. Sucede , por desgracia en estos casos, un cambio metabólico de vital importancia. Sus grasas de depósito han podido liberarse en sangre demasiado bruscamente, y como consecuencia , el hígado se abnegara, pudiendo convertirse en un «hígado graso», por entero ineficaz. Hígado como el de las ocas , que el hombre alimenta de manera artificial afín de producir el afamado «paté».

«Revertir un hígado graso, consecuente de un estado de anorexia, es uno de los grandes retos de la medicina felina. Por suerte, existen soluciones múltiples en Medicina Veterinaria , pero aún con ellas, la batalla será dura, exigiendo esmerados cuidados y tiempo», comenta Javier Álvarez de la Villa. Se utilizan productos para proteger el hígado ( verdadero laboratorio del organismo animal), otros para aumentar el apetito, estimulando directamente los centros del hambre, y otros, como incluso las sondas de alimentación que llevarán comida mediante un tubito, directamente a su estómago. Tubito que se dejará puesto, en ocasiones hasta un mes, hasta que nuestro minino muestre apetito de manera voluntaria.

Gatos obesos o síndrome de Garfield

Como el gato de las tiras cómicas son graciosos, pero en sus «opulentas» formas se esconden peligros de toda índole. Asma, insuficiencias cardiovasculares, enfermedades de las articulaciones, de su columna vertebral y otras, pero lo peor será si por cualquier motivo, incluido como vimos el estrés, dejaran de comer. En los animales obesos, la liberación y aumento de grasas en el plasma sanguíneo, será respuesta casi instantánea , y en ocasiones, tan brutal como irremediable. «No nos olvidemos de mantener una rutina de pesajes anuales o semestrales de nuestro felino compañero, afín de mantenerlo en un estado corporal idóneo», comenta el veterinario del Centro Veterinario Víctor de la Serna. Es curioso como la domesticación en las especies animales y el cambio de recolectora a sedentaria en nuestra propia especie humana, ha acarreado, a cambio del confort y otras seguridades, un incierto panorama de serias patologías ( Diabetes, Hipertensión, etcétera) felinas y humanas. Tendremos que estar alerta y mantenernos en forma.

Otras formas de perder el apetito

En otras ocasiones, el motivo de la falta de apetito puede resultar secundario a muy diversas enfermedades. Un ejemplo son las inflamaciones en la boca. Estas llegan a ser tan intensas y dolorosas, que tomar en sus fauces el mas mínimo bocado se convierte en una tortuosa aventura. Nuestro fiel gatito aparece entonces malhumorado, deja de ronronear y no requiere ya de nuestra compañía y mimos. Tiene hambre, mucha hambre, se cerca a su comedero, pero en apenas unos segundos, frena de inmediato su acto de ingesta, maulla quejumbroso y se aleja.Por sus ademanes, el propietario suele sospechar que algo tiene en la boca. En el Centro Veterinario, las gingivas se observan muy inflamadas y ulcerativas. El dolor es atroz. «La gingivoestomatitis puede llegar a ser tan grave que amenace la vida de algunos gatos y es preciso instaurar tratamientos que intenten curar , o cuanto menos, aliviar a este grupo de mininos» asegura Javier Álvarez de la Villa. Se da el caso de otros gatos que comen mucho y sin embargo aparecen caquecticos, con una perdida de peso extrema. ¿Cómo se explica eso? Parece imposible , pero es así y además tan frecuente que constituye capítulo aparte en los tratados de Medicina Veterinaria. Vamos a simplificarlo: pueden tener un apetito atroz porque su metabolismo ha aumentado exageradamente (Hipertiroidismo felino). Es un motor «trucado» que necesita más «combustible» pues la tiroides está funcionalmente exacerbada. Se muestran, estos gatos, nerviosos, taquicardicos e incluso, jadeantes. Comen y piden comida continuamente y, sin embargo, adelgazan sin tregua.

Pienso seco y húmedo

Otra enfermedad que muestra parecidos síntomas en cuanto a la polifagia y adelgazamiento, puede ser la Diabetes Mellitus o enfermedad de «las Tres P», Polifagia (comen mucho), Polidipsia ( beben mucho) Poliuria (orinan mucho). Otras enfermedades son de tipo digestivo, el gato come mucho pero sus intestinos no digieren ni absorben normalmente, el alimento no llega y abandona maldigerido en sus anormales heces. El alimento esta ahí , y el gato está sano, pero este es de tan escasa calidad y no nutre adecuadamente. Es decir, está mal formulado. «En estos

últimos casos, la solución es más fácil y el mercado ofrece un surtido amplio de comidas de calidad», comenta nuestro veterinario consultado. Un último caso atañe a los hábitos alimentarios del gato. La exquisitez que muestran. Sus manías: Muchos prefieren el alimento húmedo y otros tanto, el seco. No podremos convencerles para que acepten ambos ya en su edad adulta. En ocasiones se muestran interesados incluso por una marca en concreto o un olor o una forma de galleta. Son como niños «malcriados». Para evitar esta respuesta poco adaptativa , será bueno enseñarles desde cachorros a todo tipo de consistencias y sabores. A modo de conclusión a todo lo expuesto el veterinario recomienda vigilar muy bien el peso y el apetito de nuestros queridos gatos. En caso de duda, una revisión clínica en un Centro Veterinario puede ser de vital importancia, impidiendo la evolución de transtornos desde el principio. Transtornos que de progresar podrían amenazar seriamente la vida de nuestro adorado gato.

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