En la década de 1960, el plástico sustituyó a la madera en el palo del Chupa Chups
En la década de 1960, el plástico sustituyó a la madera en el palo del Chupa Chups - ABC
«¿De dónde viene...?»

El caramelo español más famoso de la historia: un palo, una bola y un envolotorio diseñado por Dalí

A mediados del siglo XX, el Chupa Chups supuso una auténtica revolución en el mundo de las golosinas

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Imaginen una idea sencilla. Piensen que a veces basta tener un único halo de luz para dar la campanada. En un mundo demasiado complejo para tener claro su funcionamiento, da gusto observar como primitivos inventos triunfan por encima de fórmulas y teorías. No parece lo anterior una introducción acorde al alegre mundo de las golosinas, pero si se extrapola el concepto, pocos objetos encajarían mejor aquí que el Chupa Chups: un palo, un caramelo y... ¡boom! El negocio de las golosinas en España cambiaría para siempre.

Inventado por Enric Bernat en 1958, alcanzó su máxima popularidad gracias al personaje de televisión Kojak. Además, el Chupa Chups permitía a los niños comerse el caramelo con menor riesgo de atragantarse, lo que dotaba al invento de una funcionalidad más allá de la estética.

Pancracio Celdrán señala en «El Gran Libro de la Historia de las Cosas» (La esfera de los libros, 1995) que «Bernat no era nuevo en el mundo de la confitería», ya que desde su infancia «trabajó en la fábrica de caramelos que tenía su abuelo en Barcelona».

Gran conocedor de la industria, Bernat sabía que necesitaba impulsar el negocio con algún caramelo que alcanzase grandes tintes de popularidad. «Para lograrlo se puso en contacto con el genial Salvador Dalí, el pintor de Cadaqués, y le pidió que diseñara el envoltorio de un singular caramelo consistente en una bolita de dulce montada sobre un palito».

Una vez puesto en marcha el proyecto, solo quedaba introducirlo en el mercado y para ello nada mejor que aliarse con la publicidad. «Su éxito no tardó en llegar, gracias a una inteligente campaña publicitaria, y la propia bondad del producto: un caramelo con nueve variedades distintas de sabor, con formato novedoso, que hicieron del Chupa Chups el primer caramelo del mundo», señala Celdrán.

Cambios sustanciales

«Bernat diseñó incluso la maquinaria más adecuada para su fabricación. En la década de 1960, la madera centro europea empleada en la fabricación del palito fue sustituída por el material de moda: el plástico». En esa época acuñó el nombre universal que hoy ostenta, iniciando un camino imparable que abarcaría «la venta de cuatro mil quinientos kilos del producto en un solo día, distribuidos por toda España mediante una red propia de pequeños Seat 600».

Una vez conquistado el mercado nacional, el siguiente paso era expandir el producto más allá de los Pirineos. Dicho y hecho. En apenas una década ya «se vendían más de ciento setenta millones de unidades al año» en Francia. «Después vinieron las aventuras de Inglaterra, Alemania y el gran salto a EE.UU.»

China fue la última parada y a tenor del éxito cosechado, nunca es tarde si la dicha es buena. «Más de mil millones de unidades se venden en el mundo, y de ellas, doscientos setenta millones en el país asiático. En aquel país, la empresa extranjera más importante es ChupaChups International», concluye Celdrán.

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