El festival taurino que salvará una residencia de ancianos en Caravaca de la Cruz

Hacía más de cincuenta años que nadie les echaba un capote. Cincuenta años desde que el último animal salió al ruedo de la plaza de toros de Caravaca de la Cruz para que la recaudación de un festival taurino sirviera como donativo con el que mantener la Residencia de la Santísima Veracruz, un hospicio gestionado desde hace más de 131 años por las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y que desde el siglo XIX ha mantenido las puertas abiertas a todos los mayores necesitados de un techo donde cobijarse.

Como explica la madre superiora, María Josefa Failde, «aportamos el sustento y, lo que es más importante, una paz espiritual que les reconforta casi más que las atenciones materiales». Con este carisma y la obligación de atender al necesitado, diez religiosas cuidan de 144 ancianos con la ayuda de los 47 trabajadores que prestan sus servicios en el edificio.

Es precisamente el inmueble el motivo de sus desvelos. «Con las aportaciones públicas y los donativos podemos atender el pago de los salarios y poco más. Podemos vivir pero no tenemos para restaurar el edificio».

La posibilidad de reparar de forma paulatina el edificio no les permitía obtener la licencia de apertura, así que se hizo necesaria una reparación integral que adapte las instalaciones a la normativa actual. En este punto de la historia, entra en juego la labor de los voluntarios de la Obra Social de La Caixa, quienes han sido determinantes para que mañana tenga lugar una corrida benéfica en la plaza de toros de Caravaca cuya recaudación se destinará íntegramente para la causa.

Así lo explica el voluntario y principal impulsor de la iniciativa, Emilio Martínez, natural de Caravaca y que en los últimos doce años ha acompañado como voluntario a las hermanas en su labor diaria. Sobre el festival taurino señala que «aquí todo el mundo ha puesto su trabajo de forma desinteresada. Toreros, personal médico, empleados de la plaza de toros y un grupo de jubilados de Caravaca que han ido casa por casa, empresa por empresa pidiendo el apoyo a cada uno de los vecinos». De este modo, ya han conseguido garantizar el 50% de la taquilla además de las aportaciones a la fila cero.

Antes del festival, la asociación de Protectores de la Residencia ofreció su apoyo con mucha voluntad y poco resultado, «salían a los mercados a vender queso, mermeladas dulces y apenas conseguían unos miles de euros», relata Emilio Martínez. Con una reforma presupuestada en algo más de un millón de euros se hacía necesario un proyecto más ambicioso. Este empleado de banca y aficionado taurino vio en los toros la aportación necesaria. «No conozco gente más solidaria que los toreros, enseguida nos dieron su apoyo y han conseguido que ya hayamos recaudado más de cien mil euros gastos aparte para dedicarlos a la obra».

Será mañana domingo, pasadas las seis de la tarde, en la plaza de toros de Caravaca de la Cruz con un destacado cartel formado por los diestros Juan Serrano «Finito de Córdoba», Rafael Rubio Rafaelillo, Antonio Ferrera; Daniel Luque; Antonio José López «El Rubio» y el novillero Filiberto. Lidiaran novillos-toros de la ganadería de González Sanchez-Dalp. El festival taurino está organizado de forma desinteresada por la empresa Plaza Toros Soler y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento, que ha realizado un donativo de 10.000 euros; Postres Reina, que aporta 6.000 euros; la Obra Social de la Caixa, que ha entregado otros 6.000 euros, y la ayuda desinteresada de sus voluntarios, verdaderos artífices de esta muestra de solidaridad.

El precio de la entrada de 20 euros servirá para mantener un hospicio centenario inaugurado en 1884. Los 144 ancianos que viven en la residencia serán parte del público asistente a este gran festejo con picadores. Los matadores les brindarán los toros. Las hermanas no podrán acudir pero como dice la madre superiora, «nos encomendaremos para que todo salga bien». Va por ustedes.