El Papa Francisco preside una misa en el cementerio de Verano en Roma el día de los difuntos
El Papa Francisco preside una misa en el cementerio de Verano en Roma el día de los difuntos - reuters

El Papa señala las guerras como la principal «industria de la destrucción»

Preside una misa en el cementerio del Verano en la que denuncia a «los destructores» de la vida y de la Creación

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El Papa Francisco escogió el cementerio más importante de Roma para celebrar la misa de la solemnidad de Todos los Santos. En una sentida homilía, el Santo Padre ha hablado de tres imágenes que le han sugerido las lecturas de la jornada, -del Apocalipsis y las Bienaventuranzas del Evangelio de San Juan-: la devastación, las víctimas de la misma y Dios.

“Somos capaces de destruir la Creación, destruir la vida, destruir las culturas, destruir los valores, destruir la esperanza...”, ha exclamado Francisco en el camposanto del Verano. Sólo con la fuerza de Dios los hombres podrán “parar esta loca carrera de destrucción” en la que está inmerso porque se “ha apoderado de todo y se cree Dios”, ha apostillado el Pontífice.

En esa macabra carrera, el Papa ha señalado las guerras como la principal “industria de la destrucción”. Pero son también “un estilo de vida”, ha dicho, que hace que “cuando las cosas no se pueden arreglar, se tiren”. Francisco ha repetido una de sus denuncias más frecuentes, la de la “cultura del descarte”: se descarta a los niños, a los ancianos y a los jóvenes sin trabajo.

«Los pequeños y los pobres»

“Y si el hombre se ha apoderado de la Creación, ¿quién paga por esto?”, se ha preguntado el Papa. Pagan “los pequeños y los pobres”, como los miles de refugiados que han tenido que huir por salvar sus vidas, algo “que no es historia antigua” y que no es algo que suceda lejos; “también sucede aquí”, ha exclamado el Santo Padre.

“Estos niños hambrientos y enfermos parece que sean de otra especie, que no sean humanos”, ha lamentado el Papa. Es un pueblo que está delante de Dios pidiendo “paz”, “pan” y “trabajo”. El Santo Padre también ha pedido que no haya más perseguidos por razón de su fe. Por eso, ha dicho, que en la festividad de Todos los Santos, es necesario pensar en “estos santos desconocidos”.

Su tercera imagen, tras la destrucción y las víctimas, es Dios. Un Dios al que ha pedido “que tenga piedad de todos; también de los que destruyen, para que se conviertan”. Pero este mundo de “destrucción, guerras y tribulación” se salvará con “las Bienaventuranzas”, ha indicado el Papa. Será un camino que, si bien “traerá problemas y persecución”, será el único camino que superará la acción de “nuestros hermanos que destruyen” y conducirá a la esperanza, esa que “no defrauda”, ha insistido.

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