Ibrahimovic, durante su etapa en el Barcelona en 2009
Ibrahimovic, durante su etapa en el Barcelona en 2009 - afp
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Cuando Ibrahimovic se inventó su fichaje por el Real Madrid

El futbolista sueco se vistió de blanco en el verano de 2010 para chantajear a Sandro Rosell y al Barcelona y así vengarse de Guardiola

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A sus 34 años, la fiera que lleva dentro parece amansada gracias a su pareja Helena, una empresaria y elegante sueca 11 años mayor que él, y a sus dos hijos: Maximilian y Vincent. Zlatan Ibrahimovic no tuvo una infancia sencilla en Rosengard, un suburbio a las afueras de Malmoe donde forjó su rebelde personalidad. Hijo de un padre bosnio alcohólico y una madre croata con el corazón de hielo, la temprana separación de ambos fue un motivo más para buscarse la vida desde bien crío. De ahí salió el Ibra de complejo carácter que se conoce hoy en todo el mundo y que ha protagonizado decenas de polémicas.

Quizás uno de los episodios más controvertidos de su carrera deportiva fue en la temporada que jugó en el Barcelona (2009-2010).

Según relata el sueco en su autobiografía, Pep le retiró la palabra y la mirada a los cuatro meses de estar en el Barça por cuestionarle en privado que el equipo solo jugara para Messi y él tuviera que hacerlo aislado en la punta del ataque: «Es como si hubieras comprado un Ferrari y condujeras un Fiat», le llegó a espetar Zlatan.

Ibra hizo esa temporada 22 goles y dio 15 asistencias pero aún así Guardiola le enseñó la puerta de salida en el verano de 2010, hecho que aprovechó el escandinavo para ir a Sandro Rosell y decirle que se quería ir al Real Madrid, por entonces entrenado por su amigo Mourinho, con el que había llegado ya a un acuerdo: «Es imposible, puedes irte a cualquier club menos a ese», le contestó el presidente azulgrana totalmente pálido, como detalla Zlatan en su autobiografía.

Raiola e Ibra se inventaron que el Madrid tenía un acuerdo con ellos, cuando en realidad estaban negociando con el City y el Milán, con el objetivo de abaratar su precio y ser vendido casi a precio de saldo. Era su modo de vengarse del ninguneo y del desprecio de Guardiola: hacerle perder al Barça mucho dinero. Y así fue. Finalmente acabó en el club «rossonero» a cambio de 20 millones, 45 menos de los le costó al club catalán: «Es el peor negocio de mi vida», le dijo Sandro a Ibra: «Ya ve lo caro que sale un liderazgo podrido», le contestó Zlatan, feliz de haber consumado su «vendetta» contra Pep y el Barça, con el Real Madrid de «aliado».

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