ELECCIONES CATALANAS
Elecciones catalanas con acento gaditano
POLÍTICA
Cataluña celebra hoy sus comicios autonómicos con la candidatura encabezada por Puigdemont como gran novedad; las elecciones, vistas desde territorio catalán y gaditano
Cataluña está hoy llamada a las urnas. El pasado mes de marzo, después de que el Parlament rechazara los presupuestos de 2024, el president Pere Aragonès anunciaba el adelanto electoral de una cita que estaba prevista para febrero del próximo año.
A partir de ahí, se activó a pleno rendimiento una maquinaria electoral que ya venía rodada por la cercanía de las elecciones vascas, que se celebraron el 21 de abril, y las europeas del 9 de junio, que cerrarán un ciclo en el que ha habido también generales y municipales en apenas un año.
Las implicaciones fueron muchas y de efecto inmediato. La primera es que el Gobierno de España renunció a presentar los Presupuestos Generales del Estado para el presente año, algo que generó múltiples críticas de los partidos de la oposición, aunque la ministra de Hacienda María Jesús Montero desligó que una cosa tuviese algo que ver con la otra, pese a que el anuncio tuvo lugar pocas horas después del frenazo a las cuentas catalanas.
La otra, y además la más sonada, es el regreso del expresident Carles Puigdemont como candidato de Junts. La figura más representativa del independentismo, no en vano fue el que bordeó la declaración unilateral de independencia de Cataluña en 2017 para dejarla finalmente en suspenso, no es que haya estado aislado de los focos mediáticos, pues fue la persona clave sobre la que pivotó el acuerdo con el PSOE que acabó facilitando la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. Pero sí que supone una novedad que sea él quien encabece la candidatura de su partido. Primeramente porque ha tenido que vivir la campaña en territorio francés al no poder entrar en España a riesgo de ser detenido inmediatamente.
¿Y cómo viven esta situación los gaditanos que viven en Cataluña? ¿Y los catalanes afincados en la provincia? Son más los primeros, ya que la colonia de andaluces en Cataluña es de las más numerosas de toda Europa, superando el medio millón de habitantes, una cifra que en décadas previas llegó a bordear el millón.
Cabe destacar que esta conexión ha sido intensa, tocando techo a nivel informativo en 2017, cuando la jerezana Inés Arrimadas ganaba las elecciones encabezando la lista de Ciudadanos. Dos meses después del referéndum fallido del 1 de octubre, el partido que por aquel entonces dirigía a nivel nacional Albert Rivera obtenía 36 escaños, insuficientes para gobernar toda vez que la suma de Junts, Esquerra y la CUP alcanzó los 70 representantes que acabaron haciendo presidente a Quim Torra.
Más de medio siglo en Cataluña
«Lo que pasó en 2017 mejor no quiero ni pensarlo», dice Manuel Martín, uno de esos gaditanos que nacen donde les da la gana, en este caso en la granadina Huéneja, pero enormemente apegado a la provincia por sus etapas en Jerez y San Roque y residente desde hace décadas en el municipio barcelonés de Rubí. En los últimos años cree que la situación de convivencia ha mejorado considerablemente y que las relaciones ciudadanas son buenas a nivel general, pero piensa que las negociaciones por la investidura han «reavivado una tensión» que era inexistente hasta hace pocos meses.
Este extrabajador de Telefónica se considera un español que se fue de una parte de su país a otra y no quiere sentirse un extranjero en un territorio que es también su casa: «A los andaluces no nos gustaría que hubiese un referéndum ni nada por el estilo. Porque luego los perjudicados son los de fuera de Cataluña». «Respeto todas las opiniones pero hay cosas que no podemos apoyar», afirma.
Tiene claro que el sentimiento independentista ha crecido exponencialmente en la última década, siendo una cuestión minoritaria cuando llegó a la comunidad autónoma en el año 70: «Antes lo que había era mucha solidaridad entre la gente, pero ahora no. Cada uno defiende sus ideas».
Más por economía que por ideología
En Barcelona vive Rafael, de Puerto Real y abogado de profesión. Aunque tan sólo lleva dos años en Cataluña, su contacto con personas vinculadas a la esfera económica de la de comunidad autónoma le hace percibir un repunte tras la amnistía y la posible vuelta de Puigdemont. Estos comicios, expone, pueden suponer «una especie de plebiscito a la independencia».
«Desde la presidencia del Gobierno se está admitiendo unos términos que no deberían de aceptarse, que van en contra de la Constitución o de la unidad del Estado», expresa sobre la retórica que ha copado parte de los discursos de la campaña electoral.
Pese a todo, ve legítima la aspiración independentista: «Si ellos se ven capaces de gestionarse y autogobernarse, que lo hagan. No tengo ningún impedimento, como si lo quisiera hacer Andalucía». «Siempre y cuando no repercuta en los derechos de las personas o cualquier situación de bienestar que garantice el Estado», expone.
En estos dos años no ha percibido esa pulsión en la calle hasta ahora, donde cree que parte de la población lo considera más factible por la posición de poder logrado por los partidos independentistas en la investidura de Pedro Sánchez: «De todas formas, creo que constitucionalmente el encaje es muy difícil», agrega.
Cree que se volverá a intentar un referéndum, algo a lo que no se opone siempre y cuando este no sea vinculante: «Aunque no tenga efectos políticos relevantes porque no es más que una simple cuestión de consulta, no está de más saber cuál es la intención del pueblo. Sí veo mal que se utilice como arma institucional de presión al Gobierno».
Se muestra convencido de que es una cuestión más económica que ideológica para un cierto sector de la sociedad catalana, «más bien privilegiados que quienes trabajan día a día», más allá de que haya lugares en los que florece el arraigo nacionalista: «Reforzaría algunos aspectos de la industria catalana». «Es más un lobby que el hecho de proporcionarle estabilidad al pueblo», indica.
«Volver a hablar de lo importante»
Una cara conocida de los debates políticos televisivos en Cataluña es Fernando Carrera, ahora líder del PSC en Badalona. Con esposa sanluqueña y casa en el Barrio Alto de la ciudad de la Costa Noroeste, se siente casi tan de Sanlúcar como catalán. «Me conozco Sanlúcar mejor que Badalona», dice gracias a los diez años que lleva junto a su mujer Alba.
Como no puede ser de otra forma, se suma al discurso del socialista Salvador Illa: «Venimos de diez años donde absolutamente todo es el eje nacional, y así nos ha ido desgraciadamente. Hay que pasar página y volver a hablar de las cosas que de verdad importan como la sanidad o la educación».
A su parecer, el clima es «totalmente distinto» en Cataluña desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno: «Yo en las tertulias siempre hablaba en contra del independentismo y siempre recibía unos impactos muy claros, con crispación. Ahora la situación es muy distinta, tanto que hasta los discursos de los partidos independentistas han bajado mucho el tono desde 2017».
«El mensaje para el independentismo en las elecciones generales en Cataluña fue muy claro», dice respecto al hecho de que el PSOE doblase en escaños a la suma de Esquerra y Junts. «Se han amparado siempre en la voluntad de la gente, pues parece que esa voluntad va quedando clara».
Desencantado con la política
Desde el lado contrario, Pau Sancho, profesor catalán en la Universidad de Cádiz, vive con cierto desdén la actualidad política: «Me enteré hace dos semanas de había elecciones», afirma percibiendo una desconexion total de muchos paisanos con la actualidad institucional catalana. Aunque no es algo exclusivo: «Creo que es un sentimiento generalizado y pienso que se va a percibir en las europeas también y más votando en verano».
Sin embargo, asegura que ese letargo no es por falta de interés: «Me fascina la política, pero no sigues las noticias porque es todo el rato lo mismo. Aquí en Andalucía te llegan de la Junta porque es normal, pero luego sólo de Pedro Sánchez, Feijóo y Ayuso, no se sabe nada más del resto».
Por lo que percibe desde Andalucía, donde lleva ya casi una década Pau, natural de la localidad tarraconesa de l'Ampolla, cree que los resultados electoral pueden abocar al immobilismo: «No sé si llegaremos a la repetición electoral. Creo que el PSOE quedará el primero, pero con quién va a poder formar gobierno, porque desde luego no con Junts ni con la CUP y si pacta con Esquerra, a nivel interno los republicanos se descalabrarían». Tampoco ve una victoria independentista: «No creo que nadie tenga mayoría absoluta, ni siquiera que ERC y Junts puedan sumar sin la CUP».
A tenor de los resultados en las generales, cree que la sociedad catalana valida la gestión de Sánchez, aunque matiza que en clave estatal se castigó más al PP por el 1 de octubre: «No es tanto por una cuestión de izquierdas o derechas, porque Junts es de derechas y Convergència i Unió era un partido democristiano».
Estima que no hay herramientas en la actualidad para que se lleve a cabo un referéndum, pero piensa que hoy en día ganaría el 'no': «Si lo hubiera habido en 2013, que estaba el independentismo en una pompa, hubiera salido un 'sí' arrollador. En 2018 tras el 1 de octubre, también. Ahora ya la gente pasa».
Si se hace una analogía entre la política catalana y la andaluza, Pau considera que se ha dado una situación parecida en resultados en contextos distintos: «Aquí se ha castigado al PSOE». Aunque se considera muy lejano a las ideas del PP, afirma que la mayoría absoluta de Juanma Moreno fue «un premio a la gestión de los cuatros años y la pandemia que fue francamente buena», aunque cree que se podrían haber hecho mejor las cosas en materias como el Bono de Alquiler Joven. «Cataluña no verá en su vida una mayoría absoluta del PP, pero a nivel general la gente está igual de desencantada con la política en un sitio que en otro».
