A LA ESPERA. Así se encuentra la junta directiva de Siloé en estos momentos. / JUAN CARLOS CORCHADO
Jerez

Siloé rechaza el nuevo convenio propuesto por la Junta de Andalucía

La asociación muestra su desacuerdo en varios puntos, como el recorte de plazas Este acuerdo insta a que los enfermos no permanezcan más de 6 meses en el Hogar

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La situación que en la actualidad atraviesa el Hogar Siloé es bastante más delicada de lo que pueda llegar a parecer a simple vista. El hecho de que la Junta de Andalucía pretenda reducir de 16 a 10 las plazas concertadas con esta casa provocaría una grave crisis económica en la institución. De hecho, esta circunstancia ha puesto en alerta no sólo a la directiva de la asociación que preside Rosalía Bejarano, sino también a la propia Delegación de Políticas Sociales, encabezada por Marina de Troya, y a los responsables de las otras dos casas de similares características que existen en la provincia y que a su vez también están teniendo ciertos problemas para renovar sus correspondientes acuerdos con la Administración andaluza.

La Junta ha presentado en los últimos días el nuevo convenio que pretende firmar con la asociación jerezana, un acuerdo escrito mucho más detallado en determinados puntos y donde la citada reducción de plazas es un hecho. La Administración insiste en la necesidad de que este convenio esté firmado antes de la semana que viene y en que las otras plazas restantes que en él no aparecen serán contempladas a través de otros conciertos. No obstante, esta medida no parece convencer a nadie. Rosalía Bejarano insiste en que «este acuerdo no puede ser firmado por Siloé, ya que no sólo no sabemos que va a pasar realmente con las seis plazas que quedan en el aire sino que éste convenio tiene una filosofía totalmente distinta al anterior que no podemos aceptar».

Uno de los puntos específicos que componen este concierto se centra en la idea de que los enfermos que se instalen en el Hogar Siloé sólo puedan permanecer en este recinto un total de seis meses, ya que el objetivo último, según siempre la Junta, debe ser la reinserción social de estos enfermos de sida. Antonio Barrones, director del Hogar y vicepresidente de Siloé, asevera que esta opción «no es posible» porque sencillamente «muchas de estas personas no tienen a dónde ir y su reinserción no se efectuará nunca. Es imposible que personas totalmente dependientes y que no tienen a nadie que los ayude o respalde puedan lograrlo. Son enfermos con serios problemas y que necesitan estar más tiempo en el Hogar. Si nosotros aceptamos este punto sería un fracaso para Siloé».

Además de ello, la desconfianza de la junta directiva de Siloé hacia la Junta es una realidad palpable: «tras lo ocurrido no podemos estar seguros de que el año que viene esta situación no volverá a repetirse. Además tememos que si aceptamos estas condiciones, el próximo año puedan optar por reducir más el número de plazas concertadas y entonces el problema será insostenible», en palabras de Barrones.

Y es que el Hogar Siloé no es un centro creado para la rehabilitación de personas drogodependientes (aunque sí es cierto que varios residentes de estos han sido en el pasado toxicómanos) sino que es un lugar donde el enfermos de sida puede encontrar la atención que éstos requieren.

A lo largo de la historia de esta casa de acogida, creada en el año 98, han pasado por ella 210 personas de las que al menos seis residen en la actualidad y lo harán el resto de su vida porque «no nos podemos plantear, debido a su salud y falta de recursos, dejarlas marchar».

«Todos estos problemas vienen de no ubicarnos como Hogar en una Consejería o área concreta. Nosotros somos un recurso utilizado por personas principalmente marginales, que han sido en su inmensa mayoría drogodependientes, que están enfermos ya que tienen sida y que muchos poseen ciertas discapacidades. Entonces, ¿dónde debe situarnos la Administración? Eso es lo primero que deben tener claro, y una vez que esté especificado este punto sentarnos a hablar sobre ayudas, convenios y todo lo demás para crear una línea de acción conjunta en la que trabajar y que sea permanente», como indica Rosalia Bejarano.

Esta misma idea es la que defiende Antonio Vergara, fundador de la casa de acogida Gerasa, que se encuentra ubicada en la localidad de Chiclana. Vergara es también jefe de la Unidad de Infecciosos del Hospital Universitario de Puerto Real y, al igual que Rosalia y Antonio, teme que este recorte de plazas siente un precedente para la Institución andaluza. Las negociaciones entre la Junta y esta casa hogar siguen en la misma línea que las de Siloé y «estamos a la espera de posibles soluciones, aunque nosotros también mantenemos que muchas de las personas que tenemos en Gerasa no van a reinsertarse en la sociedad porque, de hecho, nuestra función no se centra en esta idea».