Cultura

Jansons debutó al frente del Concierto de Año Nuevo

Más de sesenta países siguieron el repertorio más famos0 del mundo con la Filarmónica de Viena, que estuvo dirigida por el músico letón

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Con elegancia, alegría y precisión, el maestro letón Mariss Jansons debutó ayer como director del célebre Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, que desde el Musikverein de esta capital llevó a 60 países la tradicional música de la dinastía de los Strauss y un homenaje a Mozart.

Las Bodas de Fígaro de Wolfgang Amadeus Mozart en la primera parte del concierto más famoso del mundo, fue la apertura del gran homenaje que los filarmónicos vieneses, Austria y todo el mundo rendirán en 2006 al genial compositor salzburgués con motivo del 250 aniversario de su nacimiento (el 27 de enero).

Jansons, de 63 años, vio cumplirse «uno de sus grandes sueños», según sus propias palabras, al debutar con la batuta en este evento en la Sala Dorada del Musikverein, adornada con 30.000 flores de la ciudad de italiana de San Remo, que las envía puntualmente para este evento desde hace un cuarto de siglo.

Tras ser elegido «democráticamente» por los miembros de la orquesta, Jansons se preparó durante meses estudiando personalmente unas 800 obras de la prolífera dinastía de músicos Strauss, sacando de los archivos manuscritos y partituras originales.

«Quise escuchar todo personalmente para elegir lo más interesante» y finalmente «pudimos planear un programa equilibrado» entre las obras populares que el público siempre quiere oír, otras tocadas con menos frecuencia y algunas que nunca se habían interpretado en este concierto, explicó Jansons en declaraciones a la televisión pública austríaca ORF.

Entre las primicias que escogió el maestro letón destacó, por ejemplo, la polka Telephon de Eduard Strauss, que concluyó con la escenificación de una irritación humorística: el inesperado sonido de un teléfono móvil rompió la atenta atmósfera del concierto.

Con la excepción de la pieza de Mozart, el programa de 20 obras estuvo concentrado en los tradicionales valses, polcas y marchas de la familia Strauss, mientras que el arreglo de Joseph Lanner de varias melodías de óperas de Mozart en el vals Die Mozartisten (Los mozartistas) resaltó la perenne influencia del arte de Amadeus. Jansons optó por dejar que los deseos de felicidad lleguen básicamente a través de la música, y no los envió explícitamente en varios idiomas como han hecho la mayoría de sus antecesores. Y es que éstos incluyen cada primero de enero sin falta el famoso Danubio Azul, del rey del vals Johann Strauss hijo, y la Marcha de Radetzky, de Johann Strauss padre, que, acompañada por las palmas del público, pone fin al concierto.

Dos coreografías de John Neumeier, con solistas del Ballet de Hamburgo y del Ballet de la Opera de Viena formaron parte de la versión televisada, filmadas en el Theater an der Wien.

El número de países, oyentes y espectadores que gozan de este espectáculo ha ido aumentando de año en año y se ha ampliado aún más su radio al llegar por primera vez a países como México, Ecuador, Bolivia, El Salvador y Guatemala.