OPINIÓN

Genocidio a la gaditana

Afirmar que alguien es capaz de administrar agua contaminada a más de 13.000 personas es gravísimo, además de mezquino; ¿qué creen que pretendía Teófila Martínez? ¿Cargarse a todos los habitantes del barrio de Loreto?

El alcalde, junto a José Vicente Barcia el día que acudieron a declarar por el 'caso Loreto' L. V.

Dudo mucho, sinceramente, que haya un solo vecino del barrio de Loreto que piense de verdad que Teófila Martínez permitió hace unos años que por sus grifos corriera agua «a sabiendas» de que estaba contaminada. A menos que tenga una animadversión personal por ella o un interés político. Aquella crisis, realmente desagradable y muy incómoda para 13.000 personas, pudo estar mejor o peor gestionada. Pero de ahí a que el actual alcalde afirme que su predecesora permitiera que no se cortara el suministro siendo consciente de que existía un serio riesgo para la salud de tantas personas dista un mundo. Piénsenlo. Es una acusación gravísima. Poco menos que quiso cargárselos a todos. Las preguntas ante semejante afirmación son fáciles de imaginar, aunque José María González nunca las responderá. ¿Por qué cree que lo permitió? ¿Cuál era su intención? ¿Prefería poner en riesgo la salud de hombres, mujeres y niños con tal de no reconocer un error, si es que lo hubo? Afirmar eso es indecente. Y muy grave. Tanto, que la Audiencia Provincial ha condenado a nuestro alcalde por ello.

Sin embargo, también estoy convencido de que Kichi lo dijo más por error que por maldad. Es cierto que desde antes de ser alcalde ha mostrado una inquina irracional por todo lo que huela a Partido Popular, a derecha, a capitalismo. A todo lo que repudia. Pero, pese a todo, no tengo al alcalde de Cádiz por mala persona. Podemita, a tope. Comunisssssta, también. Pésimo gestor, no les quepa la más mínima duda. Iluso, puede ser. Pero ‘mala gente’ no. Probablemente en este asunto, como en tantos otros, ha estado pésimamente asesorado. Y se dejó llevar por la euforia del momento, por el éxtasis de creer haber encontrado un filón político para atacar a su oponente. Le pudo la pasión, que en política no siempre es buena consejera. Como no lo es el odio, los complejos y el revanchismo que han caracterizado los más de tres años que lleva de mandato.

A veces, da la sensación de que el alcalde está en manos de asesores que pueden resultar hasta peligrosos. Ayer mismo, tras conocerse la sentencia, su jefe de Gabinete definía al PP de Cádiz como «ese porcazal moral en el que Teófila viene hozando desde hace más de 20 años, ajeno a todo sentir democrático». Como si él hubiese pisado Cádiz alguna vez durante su mandato más que para pasearse en chanclas en verano. Y llegaba a cuestionarse «si el estamento judicial se estará impregnando, o no, de las miserias de un partido tan corrupto como el PP». Este señor se sentó junto a su jefe en el banquillo por este mismo asunto. Ha sido absuelto. El marrón se lo come Kichi, que al fin y al cabo es el que manda. Pero da escalofríos pensar cómo se cuecen las cosas hoy día en San Juan de Dios.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Ver comentarios