Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Los flequillos de Don Antonio

No corren tiempos propicios para expresar lo que uno piensa, sobre todo si no se está demasiado de acuerdo con los nuevos salvadores de la patria

Ignacio Moreno Bustamante
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No corren tiempos propicios para expresar lo que uno piensa, sobre todo si no se está demasiado de acuerdo con los nuevos salvadores de la patria. Evidentemente tampoco es cuestión de alarmarse, pues hubo épocas mucho peores para hacerlo y a lo largo de la historia millones de personas han muerto de las más variopintas formas por defender sus ideas. Desde una hoguera, a una horca o delante de un pelotón de fusilamiento, por citar tres ejemplos recurrentes. Aquí y ahora, en España en el año 2016, nadie ha de temer por su vida por el hecho de abrir la boca, afortunadamente. Pero sí por su buen nombre o simplemente por su tranquilidad de espíritu, pues las redes sociales se han convertido en modernas ‘hogueras’ en las que arden a diario todos aquellos que no tienen complejos en decir libremente lo que en conciencia creen.

Twitter es un vertedero de memeces protagonizado por un montón de gente que se cree con derecho a insultar a aquel que piensa distinto. Y aquí no se distinguen colores, ni filias o fobias políticas. Quien es un cretino es un cretino del PP, del PSOE, de Podemos o del Partido Animalista. Ocurre que, bien sea porque siempre se han manejado mejor las herramientas de la comunicación desde la izquierda o por cualquier otra razón, me da la sensación de que son más frecuentes los tiros desde la siniestra a la diestra, aunque ya digo que no es más que una apreciación personal, no medible, absolutamente subjetiva. Ejemplos hay miles. Uno de los más recientes lo ha protagonizado el maestro Antonio Burgos en su artículo de ABC. En tono jocoso calificó como «feas» a las dirigentes de la CUP que se peinan con esos flequillos tan raros tipo ‘Kichi’. Del mismo modo que llamó feo a Oriol Junqueras. Del mismo modo que tantas veces se ha llamado fea a Teófila Martínez o a la Uchi, dos casos que nos cogen muy a mano. O de forma más global, a Prosinecky –aquel horroroso centrocampista del Madrid– o a Picio, el zapatero granadino que dio origen al famoso dicho hace dos siglos. Convencido estoy de que cuando Don Antonio escribió su artículo sabía perfectamente donde se metía. Al compartirlo en Twitter era muy consciente de que abría una monumental caja de truenos. Y del mismo modo estoy seguro de que lo hizo con una sonrisa, pues ya se sabe que el humor es una de las más formidables expresiones de la inteligencia. Hay que saber reírse, desdramatizar. Estos señores de la ‘nueva política’ quieren amargarnos pintando cada día un panorama desolador, de hambre y tristeza a nuestro alrededor, que no es cierto. O al menos no tan extremo. Y a quien no les compra la moto, lo fusilan virtualmente al amanecer. O al anochecer. O al mediodía, que esto de las redes sociales no conoce descanso. Vamos a reírnos un poco más. A izquierda y derecha. Que no estamos en Venezuela. Y hoy encima empieza el Falla.

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