EL Apunte

Demasiados presos para un solo funcionario

Profesionales de prisiones en Botafuegos alzan la voz por una situación que creen «insostenible» y advierten que su vida «corre peligro»

Para muchos ciudadanos son un colectivo invisible, personas que trabajan dentro de una oscura prisión, que no se ven, cuya labor no suele transcender salvo si ellos quieren contarla. Los f uncionarios de prisiones llevan años reclamando más medios. Personales, es decir, que se cubran todos los cupos exigidos, y materiales. En los últimos meses sus denuncias se han incrementado al tiempo que ha aumentado, según alertan, la agresividad de los internos y el número de agresiones que «cada vez son más extremas». Dicen sentirse «abandonados», que el Gobierno no les escucha y no ven la salida. Mientras, tienen que seguir cada día tratando con cientos de presos en cárceles cada vez más saturadas, como es el caso de Botafuegos en Algeciras, por el incremento de operativos que se saldan con decenas de detenidos.

Justo eso es una de sus reivindicaciones más repetidas. La falta de medios para poder tratar cara a cara con estos reclusos. Cientos de agentes se despliegan por ejemplo por el Campo de Gibraltar , armados, con todo estudiado al milímetro para garantizar toda la seguridad de estos policías o guardias civiles que participan en estas arriesgadas operaciones contra delincuentes. Sin embargo, estos amigos del delito ingresan en prisión y esos medios desaparecen. Los funcionarios de prisiones reclaman una mayor formación para poder hacer los traslados o cualquier otro protocolo con internos de forma completamente segura, también piden uniformes más adecuados y herramientas de contención acordes a las personas con las que se ven obligados a tratar y que no siempre quieren obedecer y acatar todo aquello que por normativa ellos le piden. Además penalmente se sienten desfavorecidos al no ser considerados agentes de la autoridad. Aseguran que esto hace que los reclusos no les tengan respeto y que el pegarles o meterles un «pinchazo» les «salga gratis».

De ahí que sea necesario que el Gobierno tome de una vez en serio sus reclamaciones. Que les escuche y se ajuste a una realidad que sucede en la mayoría de los centros penitenciarios de nuestro país y que en la provincia, con hasta cuatro prisiones, se está volviendo «insostenible».

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