Opinión

Una verdadera comisión

Aunque ahora cueste creerlo, ella se dejaba querer como opción para sustituir a Rajoy

Ramón Pérez-Maura

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Cifuentes y su defenestración dejan tras de sí una cuestión que es la que de verdad merece un reportaje de periodismo de investigación, ese que yo sostengo que más bien no existe. A lo largo de años, desde que fue designada candidata a presidir la Comunidad de Madrid, he manifestado en estas columnas lo inadecuada que era Cifuentes para ese cargo . Y con la misma franqueza confieso que no me ha sorprendido nada que hubiera sido interceptada en su día por los vigilantes jurados cuando hurtaba unos cosméticos. El resultado de todo eso es de sobra conocido. El problema ahora es determinar quién pudo guardar durante siete años un vídeo para poder emplearlo en su momento como arma de chantaje, o simplemente como arma para perpetrar la muerte política y civil de un rival incómodo. No se oye a una multitud de diputados en la Asamblea de Madrid o en el Congreso reclamando la creación de una comisión de investigación que explique quién copió la cinta de seguridad de Eroski, quién dio a esa persona acceso a la base de datos de esa cooperativa vasca y quién ha podido guardar durante tanto tiempo esa grabación incriminatoria hasta que ha llegado el momento de derribar el objetivo ansiado.

Esta clase política tan aficionada a las comisiones de investigación perfectamente superfluas, como las que investigan asuntos que están en manos de los jueces al mismo tiempo, cual es el caso de la trama Gürtel, bien podría demostrar una vez más su habitual solidaridad gremial y averiguar cómo se pudieron violar tan flagrantemente los derechos de Cristina Cifuentes . Porque ese vídeo debía haber desaparecido quince días después de aquel incidente. Y en un tiempo en que se multiplican las grabaciones en las calles de nuestras ciudades, el caso Cifuentes es una advertencia tremenda del mal uso que puede darse a esa ingente cantidad de horas de contenido audiovisual. Y si hay muchas cámaras en las calles de Madrid , no soy capaz de describir las que se ven por las calles de Pekín, por las que me muevo mientras escribo estas líneas. Y esa es la tendencia venidera.

En todo caso, sospecho que hay demasiados políticos que no se atreven a enfrentarse a quien ha provocado la caída de Cifuentes . Porque saben que es mucho más rentable tenerlo por amigo que por enemigo. Y así, desde el chantaje más burdo, el juego del gran hermano sigue siendo muy rentable en la España de 2018.

Dicho lo cual, una vez más se pone de manifiesto en manos de quién estaba la Comunidad de Madrid. Ya hemos comentado aquí el grado de chulería que destilaba la presidenta cuando se grabó un selfie diciendo que no pensaba dimitir horas después de que saltara el «mastergate» . Pues esa misma falta de sentido común es la que ha puesto de manifiesto a lo largo de estos años aventando su condición de regeneradora del partido sabiendo ella misma, como nadie podía imaginar, qué historial tenía detrás. Ahora gotean los casos acumulados a lo largo de los años y no quiero yo enumerarlos y contribuir a destruir a la persona más de lo que ya lo han hecho otros -y ella la primera-. Pero algo funciona muy mal en nuestra democracia cuando una persona como Cifuentes puede llegar hasta donde lo hizo teniendo los pies de barro . Y, aunque ahora cuesta creerlo, hasta que saltó el escándalo del máster, ella misma se dejaba querer como una de las mejores opciones para sustituir a Mariano Rajoy. Aunque ya nadie quiera acordarse de ello. Créanme, les aseguro que eso fue así. Igual que Luis Roldán estuvo a punto de ser ministro del Interior hasta que saltó su escándalo del que nadie sabía porque nadie quería investigar.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación