Varsovia se convierte en la nueva Kiev

Desde que comenzó la guerra de Ucrania, Polonia ha sido el pricipal país receptor de refugiados. Muchos se quedaron. Hoy, un 10% de la población de la capital son ucranianos

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Los primeros ucranianos llegan a la estación polaca de Przemysl, a finales de febrero REUTERS
Rosalía Sánchez

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Anastasia cruzó la frontera el 3 de marzo. Su familia fue una de las primeras en huir a Polonia y planeaba seguir camino rumbo a Alemania, pero el trato y la acogida de los polacos la hicieron cambiar de opinión. «Entonces no había infraestructura, pero los ciudadanos salían de sus casas para darnos comida y ropa, café caliente y sobre todo cariño, que en ese momento era lo más importante, por eso pensé que lo mejor era quedarse en Varsovia», recuerda. Ahora Anastasia trabaja en una peluquería y sus dos hijos están escolarizados en un colegio bilingüe. Es una de los más de cuatro millones de refugiados ucranianos que según las autoridades fronterizas han ingresado en el país. Entre el 24 de febrero y el 31 de mayo, unos 800.000 pasaron por la capital, lo que representa hasta el 40% de la población total de Varsovia. En el pico de la afluencia, unos 300.000 refugiados eran acogidos en la ciudad y todos recibieron ayuda, desde información simple hasta atención hospitalaria, alojamiento y admisión de niños en jardines de infancia y escuelas. Unos dos millones se han quedado en Polonia y en Varsovia el 10% de su población actual son refugiados ucranianos, un grupo muy visible en una ciudad de dos millones de habitantes.

«No todos han logrado integrarse en el mercado laboral», aclara Piotr Dlugosz, de la Universidad Pedagógica de Cracovia, «la barrera del idioma suele ser el principal obstáculo, porque el polaco es especialmente difícil de aprender y tanto los que no dominan el inglés como lo que trabajan en sectores en los que la lengua es importante, lo tienen muy difícil». La tasa de paro en Polonia es del 5,2% , por lo que cabría pensar que hay trabajo para los recién llegados, pero la realidad es que la integración económica es complicada y muchos de ellos optan por volver a su país. «Ahora mismo están saliendo muchos más ucranianos que los que llegan», compara Dlugosz. Según los últimos datos de la guardia fronteriza, la salida de ucranianos de regreso a casa supera los 1,53 millones, a pesar de que la ley aprobada en marzo les permite permanecer hasta 18 meses en el país, periodo durante el que disfrutan de la educación y sanidad pública y tienen derecho a trabajar en las mismas condiciones que los polacos.

Integración

«La mayoría de los que se van es porque llevan demasiado tiempo lejos de sus casas, quieren saber si siguen en pie o han perdido contacto con sus familiares, casi siempre sus maridos. Salimos pensando que serían unas semanas y llevamos ya meses así», explica Kateryna, que huyó de Kiev y ayuda con las traducciones en la estación central de Varsovia, «todos están muy agradecidos a la atención polaca, Ucrania nunca olvidará esto, pero cuesta hacerse a la idea de quedarse aquí para siempre». A su llegada, cada refugiado recibe un pago único inmediato 300 zlotys (64 euros) por cada miembro de la familia para sus gastos, y a partir de ahí 500 zlotys (106 euros) por hijo mensualmente más una subvención para guardería de 400 zlotys (85 euros) mensuales hasta su integración en el mercado laboral. Según el Ministerio de Familia, más de 160.000 ya están trabajando, el 29% del total, la mayoría en almacenes o en la hostelería. La integración se produce con facilidad, sin conflictos.

Cualquier refugiado ucraniano correctamente registrado puede recibir billetes gratuitos de transporte hacia Alemania, Italia o Suecia, que eran muy solicitados en los primeros meses pero que ya no lo son tanto. Olda Sarrado, portavoz de Acnur, destaca que «Polonia ha puesto en marcha un sistema para asegurar la estancia legal, el acceso al empleo, la educación y los servicios de salud, los mecanismos de bienestar social, para un colectivo vulnerable en el que el 94% son mujeres y niños».

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