Martin Schulz, durante el acto del Partido Socialdemócrata Alemán
Martin Schulz, durante el acto del Partido Socialdemócrata Alemán - REUTERS

Los socialdemócratas alemanes prometen bajadas de impuestos como último recurso para recuperarse en las encuestas

A modo de aperitivo, los socialdemócratas han dejado caer que su programa económico incluye una subida de impuestos a las grandes fortunas y la eliminación para rentas bajas y medias a partir de 2020 del Soli, el impuesto creado tras la caída del Muro de Berlín

Berlín Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Hace tres meses que el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) se entregaba al optimismo y la euforia, se encaramaba por encima de Merkel en las encuestas y cantaba victoria antes de tiempo proclamando vencedor al « efecto Schulz», consecuencia de la llegada de Martin Schulz desde Bruselas. Pero parece que fue hace tres años. Nada queda del efecto Schulz en las encuestas, Merkel vuelve a sacar hasta 14 puntos de ventaja y el SPD se aferra a la última esperanza que supone el congreso que este fin de semana celebra en Dortmund a todo trapo y en el que intentará lograr un golpe de efecto basado en su programa electoral. «Va a ser un congreso espectacular», ha prometido Schulz al Ruhr Nachrichten, aunque es muy posible que termine pasando como en la Bundesliga, que el Borussia Dortmund juega el mejor fútbol de ataque, tiene el mayor estadio y los mejores hinchas, pero suele ganar el Bayern.

A modo de aperitivo, los socialdemócratas han dejado caer que su programa económico incluye una subida de impuestos a las grandes fortunas y la eliminación para rentas bajas y medias a partir de 2020 del Soli, el impuesto creado tras la caída del Muro de Berlín a modo de trasvase de riqueza para equiparar las economías de las dos Alemanias. La tasa impositiva del 42% para solteros contará a partir de unos ingresos anuales de 60.000 euros, y no de 54.000 euros como hasta ahora, y para financiar esa medida, subirá hasta el 45% la tasa a los ingresos superiores a los 76.200 euros anuales, siempre hablando de contribuyentes solteros. También contempla subidas de impuestos sobre patrimonio, todo ello bajo una nueva máxima acuñada por Schulz y que viene a resumirse en “las personas que trabajan para conseguir su dinero no deben ser tratadas peor que las que dejan que su dinero trabaje para ellas”.

Tras comprobar que ese primer esbozo de programa económico no ha tenido efecto alguno en las encuestas, las últimas señalan que la CDU de Merkel está en el 38% y que el SPD ha vuelto a descender hasta el 24%, Schulz ha decidido hacer un gran guiño a gais y lesbianas y ha anunciado que legalizará el matrimonio homosexual. «El SPD no va a firmar ningún pacto de coalición de gobierno en el que no se contemple el Matrimonio para todos. Esta es una cuestión de justicia», ha garantizado el ministro de Justicia, Heiko Maas, adelantando que cualquier futura gran coalición estará supeditada a ese compromiso. «La plena igualdad de derechos en Alemania de personas homosexuales es solo cuestión de tiempo y nuestro actual socio de Gobierno lamentablemente necesita todavía un poco más», ha reprochado a Merkel. El SPD tiende puentes además con la oposición, La Izquierda y Los Verdes, de cara a posibles nuevas coaliciones con las que desbancar a Merkel, aunque Los Verdes, por su parte, han dejado ya bien claro que competirán con el SPD por firmar una coalición con la canciller incombustible. De ello dejaron constancia en el congreso celebrado la semana pasada en Berlín, en el que los cerca de 800 delegados dieron además el visto bueno a una plataforma en la que abogan por el fin del carbón antes de 2030 y la erradicación de automóviles diésel y de gasolina a partir de 2030.

Aparte de promesas fiscales y del rebañado de nichos electorales, el SPD tira también en este congreso de viejas glorias con las que reforzar el socavado pilar del «Efecto Schulz». En el programa del congreso de Dortmund no figura intervención alguna del vicecanciller alemán y ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, que cedió su presidencia del partido y candidatura a Schulz ante el clamor de los tantos camaradas que creían con él la victoria asegurada. Pero sí figura en el orden del día la aparición de Gerhard Schröder, que todavía despierta pasiones electorales en los alrededores de Hannover a pesar que hace ya más de una década que no se dedica a la política, sino a asesorar a los multimillonarios empresarios rusos del sector de la energía y amigos de Vladimir Putin. Todos los recursos son pocos y los simbólicos no faltan. En ese mismo escenario de Dortmund celebró su congreso el SPD en 1972, antes de lograr la mejor victoria electoral de su historia con el cartel «Vota a Willy». El nuevo secretario general, Hubertus Heil, habla de un «congreso obrero» y las juventudes celebran el alivio de 15.000 millones de impuestos a las rentas más bajas que promete el programa electoral, pero nada de todo esto parece suficiente para hacer revertir las encuestas, a pesar de que en los carteles electorales que esta misma semana ha presentado la CDU de Merkel no hay alusiones novedosas y los mensajes se limitan a la defensa de la familia, la seguridad y la construcción de Europa.

Ver los comentarios