François Hollande, con el presidente Mariano Rajoy, en una reciente visita a Madrid
François Hollande, con el presidente Mariano Rajoy, en una reciente visita a Madrid - AFP

¿Cómo sería la relación de Francia con España si gana Macron? ¿Y si gana Le Pen?

Con el candidato centrista sería estable, sin grandes cambios; mientras que con la ultra el panorama sería incierto, con daños económicos

MADRID Actualizado: Guardar
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El conocimiento de que la actual buena relación hispano-francesa se ha forjado a lo largo de los ultimos años después de superar obstáculos importantes, es lo que lleva a las formaciones mayoritarias en España a desear que el próximo inquilino del Palacio del Elíseo sea Emmanuel Macron.

Se trata de un deseo que va unido a bastante confianza en que será capaz de imponerse a Le Pen, hasta el punto de que no se ha realizado ningún estudio detallado sobre las consecuencias que tendría para nuestro país que ganara la líder de Frente Nacional. Entre otras razones -afirman fuentes gubernamentales- porque las promesas electorales son demasiado generales para poder hacer algún tipo de pronóstico serio.

El triunfo del antiguo ministro de Economía y Hacienda de François Hollande, convencido europeísta, garantizaría la continuidad de unas relaciones bilaterales que se han ido consolidando en los últimos años en todos los campos, en el marco del proceso de integración europea.

Bien conocido

Macron es bien conocido, desde hace tiempo, por varios de los actuales miembros del Gobierno de su época como titular de Economía y Hacienda y de cuando ocupó un puesto de secretario general adjunto en el Elíseo, lo que favorecerá la relación.

Su victoria representaría la garantía de continuidad en las relaciones de Francia con España en todos los campos, tanto en el marco de la Unión Europea, como a nivel bilateral.

Hay un entramado de intereses muy amplio, que abarca las cuestiones políticas -con coincidencias en muchos puntos que afectan al proyecto europeo-, las de seguridad, las culturales y, por supuesto, las económicas. Con Macron, ese escenario no solo no debería cambiar, sino que debería fortalecerse, según apuntan todos los analistas.

En el terreno económico, se mantendrían los parámetros actuales, en los que Francia es el primer socio comercial de España, con importantes inversiones galas en nuestro país, en sectores como el automóvil o las grandes superficies. Del mismo modo, Francia fue en 2015 el primer país de acogida de las inversiones españolas creadoras de empleo. Esas inversiones representan el 33% de los proyectos españoles dirigidos hacia Europa, y más de 1.300 empresas españolas están implantadas en el territorio francés, dando empleo a más de 60.000 personas.

Tampoco habría que temer un deterioro de la cooperación antiterrrorista que, en las últimas décadas, ha sido un elemento clave para acercarse al fin de ETA y que, más recientemente, se ha ampliado también a la lucha contra el yihadismo.

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  1. Con Macron: horizonte estable, sin grandes cambios

    El conocimiento de que la actual buena relación hispano-francesa se ha forjado a lo largo de los ultimos años después de superar obstáculos importantes, es lo que lleva a las formaciones mayoritarias en España a desear que el próximo inquilino del Palacio del Elíseo sea Emmanuel Macron.

    Se trata de un deseo que va unido a bastante confianza en que será capaz de imponerse a Le Pen, hasta el punto de que no se ha realizado ningún estudio detallado sobre las consecuencias que tendría para nuestro país que ganara la líder de Frente Nacional. Entre otras razones -afirman fuentes gubernamentales- porque las promesas electorales son demasiado generales para poder hacer algún tipo de pronóstico serio.

    El triunfo del antiguo ministro de Economía y Hacienda de François Hollande, convencido europeísta, garantizaría la continuidad de unas relaciones bilaterales que se han ido consolidando en los últimos años en todos los campos, en el marco del proceso de integración europea.

    Bien conocido

    Macron es bien conocido, desde hace tiempo, por varios de los actuales miembros del Gobierno de su época como titular de Economía y Hacienda y de cuando ocupó un puesto de secretario general adjunto en el Elíseo, lo que favorecerá la relación.

    Su victoria representaría la garantía de continuidad en las relaciones de Francia con España en todos los campos, tanto en el marco de la Unión Europea, como a nivel bilateral.

    Hay un entramado de intereses muy amplio, que abarca las cuestiones políticas -con coincidencias en muchos puntos que afectan al proyecto europeo-, las de seguridad, las culturales y, por supuesto, las económicas. Con Macron, ese escenario no solo no debería cambiar, sino que debería fortalecerse, según apuntan todos los analistas.

    En el terreno económico, se mantendrían los parámetros actuales, en los que Francia es el primer socio comercial de España, con importantes inversiones galas en nuestro país, en sectores como el automóvil o las grandes superficies. Del mismo modo, Francia fue en 2015 el primer país de acogida de las inversiones españolas creadoras de empleo. Esas inversiones representan el 33% de los proyectos españoles dirigidos hacia Europa, y más de 1.300 empresas españolas están implantadas en el territorio francés, dando empleo a más de 60.000 personas.

    Tampoco habría que temer un deterioro de la cooperación antiterrrorista que, en las últimas décadas, ha sido un elemento clave para acercarse al fin de ETA y que, más recientemente, se ha ampliado también a la lucha contra el yihadismo.

  2. Con Le Pen: incierto, con daños económicos

    Si saltara la sorpresa y Marine Le Pen se convirtiera en la próxima presidenta de la República francesa, las repercusiones para España serían importantes. Especialmente, por los efectos que podría tener una salida de la Unión Europea si los franceses lo decidieran en un hipotético referéndum prometido por la dirigente ultraderechista.

    El Brexit plantea problemas a la UE, pero, en el fondo, el Reino Unido siempre se ha considerado en la periferia del club comunitario y los efectos serán limitados. Francia es otra cosa. Está en el núcleo de la Unión y su espantada tendría graves consecuencias para todos, incluida la vecina España.

    Así, por ejemplo, no se puede olvidar que gran parte de nuestras exportaciones al resto de la Unión Europea deben pasar por territorio francés. Si Francia pusiese en marcha la política proteccionista que apunta Le Pen, si se comienzan a levantar muros comerciales, si vuelven los aranceles y las aduanas, no sería una buena noticia para España, que, a su vez, tendría que adoptar medidas de reciprocidad. En ese escenario, no obstante, los dos países tendrían que buscar un nuevo marco comercial.

    Una gran incógnita es qué ocurriría con las importantes inversiones que Francia tiene en España en el sector automovilístico. Pese a las invitaciones a los empresarios franceses de la líder del Frente Nacional para que vuelvan a producir en Francia, no parece probable que estos vayan a renunciar a las ventajas que tienen fuera del país, al menos de manera inmediata. Si no fuera así, para España representaría un duro golpe, porque unos 1000.000 empleos dependen de la industria automovilística, y los objetivos de reducción del paro que se ha marcado el Ejecutivo español, serían aún más difíciles de conseguir.

    Tensión en los mercados

    Pero no es sólo eso. Una victoria de Le Pen , que conllevara la salida del euro, provocaría, según los analistas, una nueva escalada de la tensión en los mercados, algo que España ve con temor, porque la deuda soberana y las primas de riesgo se dispararían. Nuestro país, todavía con un déficit público de los más altos de la eurozona, sería uno de los que peor lo pasarían como consecuencia del fin de la calma en los mercados.

    La cooperación antiterrorista no se vería, probablemente, dañada, pero si Francia abandonara el espacio Schengen, eso repercutiría en el funcionamiento de la frontera con España. Al menos, por lo que hace a los flujos migratorios, porque muchos de los migrantes irregulares procedentes de países africanos que hoy utilizan el territorio español para pasar a Francia y otros países europeos, podrían optar por buscar su futuro en España.

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