Cristina Fernández de Kirchner en una imagen del año 2012
Cristina Fernández de Kirchner en una imagen del año 2012 - afp

El legado económico de los Kirchner

Estancamiento, inflación, reservas bajo mínimos e intervencionismo

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Los problemas hacen cola para que los resuelva el próximo presidente de Argentina. La expresión «no fue magia», que pronunció las últimas semanas Cristina Fernández de Kirchner, para celebrar los presuntos éxitos de sus ocho años de Gobierno y 12 de ciclo «kirchnerista», fácilmente podría remplazarla su sucesor por: fue brujería.

La Argentina que heredará lleva cuatro años consecutivos sin crecer, tiene deudas pendientes con los acreedores, juicios internacionales con inversionistas, diferentes valores de la moneda, obstáculos a las importaciones que impactaron en la producción nacional, reservas en el Banco Central bajo mínimos, estadísticas desacreditadas y un largo etcétera atrapado en el «cepo», su particular control de cambio.

Pero en la rica Argentina siempre hay espacio para hablar del «vaso medio lleno o medio vacío», observa Matías Carugati, economista Jefe de la consultora Management & Fit.

«Argentina está en los “top five” de países con inflación más alta del mundo y durante más de nueve años ha sido de dos dígitos», matiza. «De acuerdo al Congreso Nacional y a las estadísticas de las provincias –añade-, la presidenta entregará el Gobierno con un 25 por ciento de inflación». Si tenemos en cuenta que el país llego a rondar el 40 por ciento, este dato hasta podría interpretarse como una buena noticia.

Rogelio Frigerio, economista estrella de la coalición opositora Cambiemos, entiende que el Gobierno deja «una economía con muchos problemas pero gran potencial porque la mayoría de los conflictos los han generado ellos». Lo mismo piensa el ex titular del Banco Central, Alfonso Prat Gay que aboga por recuperar la confianza con «una agenda de desarrollo nueva» y entre otras medidas, levantar «el cepo, un invento argentino que sirvió para impedir que entren dólares y no para evitar su fuga».

Carugati establece «un déficit fiscal equivalente al 6 por ciento del PIB» y advierte que las reservas reales no son los 23.000 millones de dólares que declara el Gobierno, «de éstos, once mil no están disponibles porque están en yuanes y en Hong- Kong. Es decir, no tienen el billete físico. Además hay que descontar dos mil millones por deuda impaga que está retenida y ocho mil que es dinero de los ahorristas.Más o menos, -reflexiona- las reservas que dejará Cristina Fernández de Kirchner serán de entre ocho y diez mil millones». El economista Carlos Melconian hace otra cuenta más dura y directamente, se anima a decir que al finalizar el año las reservas «serán cero».

Un tercio de los trabajadores, en negro

En cuanto al paro, Carugatti matiza que «el 30 ó 33 por ciento de los trabajadores están en negro» y «se consideran con empleo aquellos que reciben subsidios» (en torno al 40 por ciento de la población). De este modo, «el índice de desempleo en Argentina queda, oficialmente, en 7,5 por ciento».

El Gobierno no mide la pobreza desde hace varios años pero «en el 2007, año que asumió la presidenta, era del 29,1 por ciento». Según el Observatorio de la Universidad Católica es del 28,7 por ciento.

Carugani pronostica «un año bastante movido. Habrá que resolver estos problemas y unificar el cambio de moneda. Lo que no se haga en el 2016, difícilmente se hará después», observa pensando en la benevolencia que gozan en una primera etapa los nuevos gobiernos.

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